domingo, agosto 21

¿Será un cambio de paradigma?

Comentario de Pedro Brieger, el día de la marcha de los paraguas.

De lo anterior, me parece rescatable el hecho de que se quiere una reforma profunda al sistema de educación chileno, que va más allá de si se paga más o se paga menos y tiene que ver con un proyecto-país en educación y en el resto de los ámbitos de la vida. Muchos sectores hablan de intransigencia, de que los estudiantes no están sabiendo ceder, pero el problema real es que aún el Gobierno no toma como posibilidad real y concreta la reforma real e integral del sistema educativo.

La razón por la cual perdió la Concertación fue que no respondían a las demandas de la ciudadanía, que con el pasar del tiempo fueron apernándose en el poder olvidándose del electorado y es que claro, no tiene sentido ni razón de ser una coalición que dice ser de centro-izquierda (en un país abiertamente de centro-izquierda) y que haga políticas de centro-derecha. En estos años de dictadura y democracia se han acumulado muchos problemas sociales de diversa índole, y lo que se busca en el Gobierno es que todas esas promesas de cambio y de soluciones se cumplan, ésa fue la razón por la cual ganó Piñera, porque ciertas personas creyeron que sí podría realizar ese cambio.

Sebastián Piñera cuando era candidato presidencial hablando del acuerdo de la LGE (2009?). Del dicho al hecho, hay mucho trecho.

Sebastián Piñera y sus declaraciones del 11 de Agosto.

No me arriesgaré a decir que en Chile hay un cambio de paradigma absoluto, y que el país desea pasar desde un sistema "neoliberal" con pequeñas ayudas entregadas por parte del Estado para los sectores vulnerables a un sistema de Estado de Bienestar donde el Estado, a través de la recaudación de impuestos y sus propias fuentes de ingreso, asegure educación, salud y previsión para sus ciudadanos (que es lo que se tiene en los países escandinavos, por citar un caso). Pero sí, creo poder decir que dentro de la ciudadanía chilena, comienza a tomar fuerza esta postura del Estado benefactor en educación y, considerando las condiciones de vida del chileno promedio, es normal que así sea.

Un trabajador de clase media vive su vida pagando impuestos y endeudándose en créditos para poder obtener lo que desea. Cuando su hijo crece y entra al sistema escolar, lo más probable es que se esfuerce y renuncie a permitirse ciertos lujos para poder educar a su hijo en un colegio donde se pague, pensando en que "el dinero asegurará la calidad", cosa que dista mucho de la realidad y solo asegura que su hijo se junte con personas de un nivel socio-económico similar. Al llegar a la universidad, vivirá la paradoja de que la familia genera los suficientes ingresos como para ser considerado "no-pobre", pero que no puede pagar la universidad como quisiera porque su sueldo no le alcanza y, si trabajara, probablemente tampoco le alcanzaría (recordemos que el sueldo mínimo en Chile es de $182.000 y una mensualidad ronda entre los $170.000 y los $350.000).

Por lo tanto, surge en muchos la siguiente pregunta: ¿Para qué sirve que uno pague los impuestos si el Estado no me aporta en nada? La educación terminas pagándola tú, la previsión está en manos de privados (AFP) y, en el caso de la salud, la gente que puede pagar sus atenciones en el sistema privado lo hace, porque el sistema público no satisface muy bien las necesidades de las personas. No tan sólo hablamos de una falta de representatividad de las clases políticas o los partidos políticos, ni de la falta de apoyo que tiene el gobierno. Por debajo, también hay un cuestionamiento bastante serio y profundo sobre el status quo. ¿Por qué, si uno paga sus impuestos de forma responsable y trabaja duro, no puede recibir ayudas por parte del Estado que, se supone, garantiza el bien común (y no de unos pocos)?

En materia de educación, el planteamiento de los estudiantes es que el Estado pase de ser un Estado subsidiario que se apoya en los privados para prestar un servicio fundamental para tener un proyecto país, y tome una posición fuerte asegurando una educación de calidad para todos con los recursos públicos, es decir, algo así como un Estado benefactor en materia de educación.

El debate sobre si esto realmente asegurará o no la calidad de educación es asunto de otro costal, porque la educación se mejora en las salas de clases, no es tan sólo cuestión de inyectar dinero y se requieren políticas tanto educativas como sociales de largo plazo; no obstante, sí es materia de esta discusión el cómo queremos que sea nuestro sistema educativo y cómo queremos que se financie. ¿Que cada cual se eduque como pueda y donde pueda, o que realmente el sistema educativo garantice una igualdad de oportunidades y se dé esa ansiada movilidad social gracias al esfuerzo conjunto de un Estado que entrega los recursos y una población que los aprovecha?

Intervención de Gastón Urrutia, dirigente estudiantil de la Universidad del Bío Bío, en la Comisión de Educación del Senado chileno (con Ena von Baer EN APRIETOS incluido).

En vista de todos estos antecedentes, no es sorprendente que se rechace la última propuesta del gobierno de Sebastián Piñera en esta materia (17 Agosto 2011). Es cierto que aliviaría mucho a la muchedumbre de estudiantes de instituciones estatales y privadas la rebaja del crédito con Aval del Estado de un 5.6% a un 2% para equipararlo con el Fondo Solidario. Pero muchos no saben, que para poder lograr esta rebaja, el Estado es quien compra las deudas a los bancos para rebajar los intereses de las tasas al reducir el riesgo del destinatario. En otras palabras, está claro que aumentaría el presupuesto en Educación y se gastarían millones de millones de pesos de recursos fiscales en esta materia, pero esto no soluciona el problema de fondo y cae en el mismo problema de antes: se está beneficiando a los bancos y salen perdiendo tanto los estudiantes (endeudados) como el Estado quien paga más de lo que debería para poder rebajar los intereses.

Dentro de la propuesta, también se propone aumentar los recursos para poder cubrir un porcentaje de la población que pertenece al tercer quintil (gente que promedia un ingreso per cápita de $100.831 y $159.859, es decir US$201 - US$319), sin embargo, esta ayuda no cubriría todo este quintil, sino que a un 20% de los estudiantes que pertenezcan a este segmento. No hay que ser ciego como para darse cuenta que eso, después de tres meses de movilización estudiantil y de una ciudadanía que se muestra afín a las demandas, es insuficiente y no asegura a la enorme clase media de este país un real acceso a la universidad.

Un punto que sí es rescatable es que ya se está reconociendo la crisis del sistema de educación municipal, donde se reconoce la necesidad de migrar el sistema de educación pública a otro tipo de institucionalidad. Sin embargo, al igual que muchas de las propuestas del Gobierno, muy poco se detalla en esas 3 páginas sobre cómo se realizaría en detalle y cómo se garantizaría un cambio real a través de estas medidas.

Aludiendo a lo que comentaba Pedro Brieger, en el primero de los videos, quizás estas propuestas hubieran servido en los primeros meses de movilización, no se puede negar que mejoran enormemente la carga de deuda de muchas personas, sin embargo, a estas alturas, es poco. Muchos colegios y universidades están próximos a perder el año académico y muchos, dentro de los que me incluyo, estamos dispuestos a perderlo. En vista de aquello, sería ridículo que se bajaran las movilizaciones a estas alturas con una propuesta que no cambia el trasfondo del sistema educativo y sólo sirve para perpetuarlo.

Ya en entradas anteriores retraté en buena medida lo que se vive en la educación básica-media, la educación universitaria y el trasfondo que hay detrás de todas estas demandas estudiantiles. El sistema educativo chileno ya no funciona, no se puede sostener tal como está y no necesita tampoco soluciones parches, sino una re-estructuración completa. Quizás la sociedad aún no viva un cambio de paradigma absoluto y desee pasar de lleno a un Estado benefactor, pero sí hay ápices y voces que muestran el deseo de una transición a un Estado de estas características, al menos, en materia de educación.

La educación es uno de los mayores responsables de las construcciones de identidad de un país. No es menor el asunto, cada sociedad le transmite a las futuras generaciones sus ideales, sus sueños, sus proyectos y sus virtudes a las nuevas generaciones a través de esta herramienta. Actualmente, se nos enseña que Chile es un país desigual, que es un país injusto, donde existen recursos y hay crecimiento económico, pero que por distintas razones nosotros no tenemos por dónde asomar nuestras narices en ese crecimiento y no podemos tampoco disfrutar de todas sus virtudes. ¿Por qué querríamos vivir en un país así si podemos cambiarlo, podemos mejorarlo y podemos hacer que realmente sea una tierra de oportunidades?

Ariel Cruz Pizarro

miércoles, agosto 17

El sentido de pertenencia y comunidad en una relación de pareja

Advertencia: Esta entrada no es un análisis completo y detallado, sino que constituye un conjunto de observaciones que me permiten tener una idea sobre algo, así que si tiene algo más con que aportar, ¡mejor!. De igual manera, este escrito debe ser entendido como un pensamiento personal, no una interpretación de ustedes o de otras personas -aunque pueden verse identificados, de todas maneras-.

... les prometo que la próxima entrada será sobre este Chile desnudo y los estudiantes. I swear it! ...

Me colgaré del personaje de Misaki Ayuzawa otra vez para poder hacer este escrito. La verdad, más importante que la naturaleza y el carácter del personaje, acá pretendo hacer hincapié en ciertas escenas para poder dar mi visión sobre una relación de pareja.

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Usui y Misaki son novios desde hace tiempo, aunque su relación es "secreta".

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Misaki toma el comentario como algo personal sobre la relación.

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Ambos se dan cuenta que, inconscientemente, ellos dos luchan contra sus obstáculos de forma independiente.

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Misaki se da cuenta que, al ocultar la relación y luchar ella sola contra los obstáculos, está cayendo en contrasentido, pues ambos deben luchar juntos.

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Misaki y Usui, finalmente, muestran su relación públicamente asumiendo las "consecuencias" del hecho

Hay tres ejes que quiero abordar a partir de estos screenshots. El primero, es esa necesidad de poder "lucir" a la novia. No sé si a la mayoría de los hombres le ocurrirá, puede que seamos los menos, puede que no, pero vaya que debería dar gusto poder andar de la mano con la novia/polola y poder decirle al mundo: "Sí, ella es mi novia/polola".

No se trata de presumir por presumir, pues claro, uno en el fondo se siente contento con y por ella; pero va más allá de eso, cuando uno da a conocer que ella es nuestra pareja -al menos, eso pasaría conmigo- hay toda una serie de implicancias inherentes al hecho: es un voto de confianza, es una suerte de compromiso y, sobretodo, es el reconocimiento de una comunidad.

He aquí el segundo eje: una relación de pareja implica un sentido de pertenencia y, por ende, también una comunidad. Me explico. Me parece que erradamente la gente asume, digámoslo, en la práctica, la relación de pareja como una relación de posesión. Más de alguna vez habrán escuchado alguno que otro comentario aludiendo, ya sea de forma consciente o inconsciente, al otro como una propiedad con características especiales y es probable que muchos conciban la relación de pareja bajo ese punto.

En mi cabeza, la pareja no me cuadra como una pertenencia-en-sí. Cada persona es libre, por lo mismo, cada persona es dueña de sí misma, de sus acciones, de sus capacidades y de sus pensamientos. No obstante, sí puedo percibir y ver un sentido de pertenencia con ella.

El sentido de pertenencia es una relación que establece un individuo con otro (u otros) individuos u objetos que no siempre le pertenecen. A diferencia del poseer, que se materializa con el verbo "tener"; el sentido de pertenencia habla del "ser parte de (algo)". Un ejemplo de sentido de pertenencia vendrían a ser las personas que comparten cierta característica o hecho (aficiones al transporte, aficiones a libros, estilos de vida, estilos de alimentación, lugar de residencia, nacionalidad, colegio donde estudiaron, universidad donde estudiaron, etc) y que, aunque no se conozcan o no compartan directamente, sí se identifican con esas otras personas a partir de aquello que los une.

Cuando ese conjunto de personas o parte de éste se une y forma algo, ya sea un grupo pequeño, un grupo enorme, una institución o una mera relación entre dos personas, se forma una comunidad, pues es una relación especial basada bajo estos puntos que se tienen en común y que tienen como consecuencia una acción en bloque. Una relación de pareja tiene mucho parecido con una comunidad; ambos están unidos por el mismo sentimiento y actúan en bloque ayudándose mutuamente o sacando "la relación" adelante. En pocas palabras, dentro del universo de la pareja hay tres entes: las dos personas involucradas y la relación-en-sí.

Ambos individuos, dentro de la relación, intentan administrarla de la mejor manera posible, para satisfacer tanto sus propias necesidades de afecto, comprensión, sexo y lo que sea, como las de la otra persona. Dentro de este juego de administración, donde hay un montón de variables que juegan a favor o en contra, el ideal sería que ambos tuvieran conciencia de esto y propusieran construir la relación de la misma forma en que se construye una edificación: primero se hacen las bases y luego se comienzan a montar los pisos superiores.

Con el pasar del tiempo y, en la medida que ambos hagan una buena administración de su relación, este edificio debería tender a crecer y tener más pisos. Hace mucho tiempo llegué a la conclusión de que "amar es conocer", por lo tanto, a medida que más se conoce a la otra persona, el lazo que les une ha de ser más fuerte también. Con esto la comunidad se vería consolidada, fortalecida y sustentada, permitiendo una duración larga, un conocimiento real de la otra persona y una satisfacción de las necesidades de ambos.

Las voces de "Eres mía / Soy tuyo" no tendrían sentido bajo esta lógica (a menos que estuviéramos hablando de una situación caliente donde sí funcionan frases como "Hazme tuya" y blablabla vaya que calientan, eh!). Bajo este parámetro, las frases más adecuadas vendrían a ser "Yo soy parte de su vida / Yo soy (la persona que eligió para ser su) novia / Ésta es nuestra relación / Más que un tú y yo, somos un nosotros".

Recuerden que estoy hablando bajo mis perspectivas de vida y aludiendo a mi propia visión de las cosas. Existen muchas personas que prefieren no comprometerse con nadie y poder establecer lazos afectivo-sexuales sin amarrarse al otro, cada cual vive su vida, sin embargo, yo no soy una de esas personas y nunca podría serlo, porque una relación de pareja bien construida con una mujer a la cual realmente uno quiera y valore, no tiene porqué ser un amarre, es más un apretón de manos y una visión de conjunto.

Haciendo el paralelo con las clásicas metáforas de transporte que hago; siendo yo un bus (o una micro) y siendo la mujer, una conductora (olvídense del hecho de que la mujer conduce la máquina, pues ése no es el punto). Entre tener una mujer distinta por día para que me maneje y no pueda darse el tiempo de conocerme, quererme y desarrollar ese sentido de pertenencia; y tener a una sola mujer que me conduzca (idealmente) para siempre, que me cuide, que me valore, que me quiera conocer y se dé el tiempo para quererme, prefiero a la última; aunque a veces pueda chocarme por descuidos o pueda yo fallarle ya sea en frenos, en petróleo, en neumáticos o qué sé yo en el camino, de todas maneras, es mi mujer, es mi conductora, solamente ella puede sentarse y puede poner sus (hermosas) manos en mi volante. El pensamiento "mientras más patas hayan pasado por el (acelerador del) bus, peor queda" está aplicado en su máxima expresión.

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Yo soy ese bus de papel ... ¿algún día alguien me conducirá?

Cada persona es un mundo diferente, cada persona tiene sus ideales, sus virtudes, sus defectos y sus mañas. Yo reconozco que no soy fácil de conducir, y no porque pida mucho, sino porque entenderme y conocerme es algo complicado, estos escritos son apenas la punta de un iceberg, todo lo demás está debajo del fondo marino esperando a que algún buceador se adentre y se maraville con lo que encuentre (si es que en verdad ve que es bueno). Cualquiera que se lo proponga puede aprender a conducir un auto, pero no cualquiera se atrevería a conducir un bus ni menos sabría cuidarlo. Por eso me autoprotejo, sólo alguien que se lo proponga podría llegar a conducirme.

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...

Para finalizar, decir que envidio sanamente a Usui (el hombre), no por el hecho de que se trate de Misaki, sino porque debe ser hermoso y reconfortante que la otra persona se sienta feliz con uno y quiera compartir esa noción de comunidad con el resto (además de marcar territorio, y decir, él es mi novio ... cosa que personalmente me mata).

Ariel Cruz Pizarro

* Las imágenes de screenshot corresponden al capítulo 62 de Kaichou wa Maid Sama, con la taducción de Dark Punk Scanlation.

jueves, agosto 4

Chile está desnudo

Citaré a Guido Muttarelli, quien es uno de mis amigos y que estudia Profesorado de Historia en la hermana República de Argentina. La próxima semana estará de visita en medio de este ambiente caldeado y justamente comentó -entre otras cosas- esto sobre nuestra querida faja de tierra. Creo que el fragmento dice mucho y sirve para comenzar lo que necesito decir.

"Tuve varias oportunidades de cruzar la cordillera. La primera, frustrada en Diciembre de 2008 por la poca previsión. La segunda exitosa, en Mayo de 2009 que me dejó con ganas de volver. El segundo viaje en 2010 fue algo más largo y a la vez disfruté menos. Encontré a Santiago más deslucido que en 2009, como triste por el terremoto (o por Piñera, ya no sé). Ésta será la tercera vez en que vaya. Tengo grandes expectativas y muchas ganas de ir otra vez. Ganas de reencontrarme con algunos amigos, con esa ciudad maravillosa que es Santiago, con ese país con alma de pueblo chico, como alguna vez dijo alguien por ahí, con esa pequeña París que es Providencia y con ese traumático sistema de transportes que tanto dolor de cabeza trae a los trasandinos y tan felices hace a los turistas. Lo que sí es cierto e inevitable es que Chile cambió. No sé cuándo, porque no me di cuenta y tampoco creo que otros se hayan dado cuenta. Ese país es muy distinto a 2005 o 2006. Chile es otro y cambió tan lento que fue imperceptible. Como las placas, que siempre se mueven bajo la tierra y que sólo en contadas ocasiones dejan sentir su roce para provocar los tan fatídicos terremotos que son el sello característico de aquella tierra."


Prohiben entrada a estudiantes en Metro de Santiago por motivo de las protestas.

Me angustia todo lo que está pasando. Me da vergüenza que en Chile, para evitar una manifestación pública y pacífica, se le prohíba la entrada a los estudiantes en el Metro; que se divulgen datos personales de alguien para intimidar y bajar los movimientos sociales; que el Gobierno deje de autorizar marchas y el uso de espacios públicos para manifestar su descontento y para deslegitimar un movimiento que defiende una causa justa; que crean que pueden meternos el dedo en la boca con propuestas que NO solucionan el problema de fondo.


Carabineros revisando mochilas con lumazo incluido (hace 2 semanas)


Represión en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile (hoy)

Me da vergüenza que haya gente que todavía defiende un sistema sociopolítico tan injusto y mediocre, me da vergüenza que los medios de comunicación tradicionales sirvan a los mismos de siempre y los periodistas no puedan informar las cosas tal como son. Me da vergüenza toda esa gente que quiere sacar a los militares a la calle y, lo que me da más vergüenza, es pensar que Chile realmente tiene tres mundos diferentes: el resto del país y una capital polarizada entre un lado rico (Plaza Italia para arriba) y un lado medio-pobre (Plaza Italia para abajo).

El problema de Chile no es que haya cambiado, de hecho, sigue siendo igual que hace muchos años. El tema es que ahora Chile está desnudo, esa imagen de país desarrollado donde a través del trabajo y el esfuerzo personal uno podía cumplir sus metas y proyecciones se acabó. Hace rato que las estructuras sociopolíticas huelen a muerto, hace rato que ya se sabía que el sistema político no funcionaba y no lograba canalizar las demandas ciudadanas, y no lo digo en virtud del "una vez que pasan las cosas todos dicen que sabían que iba a pasar" ... sino que era algo que se veía y se sentía.

No me da vergüenza mi país, tampoco me da vergüenza su gente; esa gente esforzada y luchadora incansable que vela por el bienestar de sus familias y de sus hijos; no me puede dar vergüenza la clase media que paga sus impuestos de forma honrada y no recibe ni una migaja por parte del Estado; mucho menos me pueden dar vergüenza los cientos y miles de padres de familia que día a día trabajan por sueldos injustos para poder dar de comer a sus hijos.

Sería demasiado populista decir que me da vergüenza absolutamente toda la clase política, porque sé que en algún recóndito sillón de alguna de las instituciones que rigen los poderes del Estado hay uno que otro político honesto. Sería demasiado fácil también catalogar a todas las huestes de verde (Carabineros) de cobardes y matones por hacer uso indiscriminado de sus fuerzas contra gente que lleva cartelitos o que va a marchar. Sería también muy fácil comentar que los desgraciados violentistas de siempre merecen las penas del infierno, ¿pues acaso sus vidas no son un infierno a estas alturas?

Siento una frustración enorme, una rabia tremenda y una pena que me deja un enorme nudo en la garganta, un llanto reprimido que perfectamente podría tener espasmos y es que, en estos momentos, Chile no me parece un buen lugar para criar a mis (futuros) hijos. Me daría una pena tremenda que uno de ellos me preguntara alguna vez: "¿Papi? ¿Por qué los policías le pegan a los niños y lanzan bombas lacrimógenas a los colegios? ¿Es que acaso no piensan que podrían ser sus hijos?" ... y tenga que decirle que en este país de mierda se nos hace pelear entre nosotros para dejar tranquilos a los mismos de siempre.

Me da una impotencia enorme ver cómo toda una masa de ciudadanos pide cambios concretos, cambios justos, cambios realmente radicales y necesarios para poder vivir en una sociedad mejor; y que los que tienen el poder para hacerlo -en teoría, porque el sistema sociopolítico tampoco deja mucho margen de acción- no hagan nada por nosotros ni por las generaciones futuras.

En las redes sociales se ven conversaciones más valiosas y reflexiones más certeras que en las cúpulas políticas, la gente vive un descontento no sólo en el ámbito de la educación, sino que también en otras materias.

Pero más pena me da que haya gente que ni siquiera sepa lo que está pasando. Gente que vive, literalmente, en otro mundo, en una burbuja. Gente que piensa que los pobres eligieron ser pobres y que les faltaron méritos o esfuerzos para llegar a ser ciudadanos honrados. ¿A cuánta gente, en las poblaciones, se les niegan oportunidades de trabajo por el domicilio donde viven? ¿A cuántos se les cerraron las puertas de la educación en sus narices y tuvieron que valérselas por sí mismos aprendiendo que la calle era el único mundo donde podrían sobrevivir? ¿Acaso ninguno de ustedes ha pensado que, estando en el pellejo de ellos, harían las mismas atrocidades y quizás hasta cosas peores? No los justifico, la violencia no tiene justificación, pero sí tiene sus motivos, y es que cuando toda una sociedad te margina, ¿qué más le puedes pedir a la gente?.

Me da pena por aquellos a quienes llamamos "hijitos de papá", porque tampoco es culpa de ellos el ignorar lo que pasa acá abajo, ni mucho menos es culpa de sus padres que probablemente también se saquen la chucha trabajando para darle lo mejor a su familia. No es culpa de ellos tener dinero y poder darse el lujo -porque eso es en Chile- de llegar a la universidad en auto, de pagársela al contado y de no tener que endeudarse con un banco a 20 años para poder tener un trabajo, ni mucho menos es culpa de ellos que nosotros tengamos que mendigarle al Estado una ayudita y no nos la den porque somos de clase media.

La culpa es del sistema, un sistema que no permite que se crucen, que no permite que los ricos conozcan a los pobres y viceversa, porque claro que debe ser terrible -para un economista- mirar los índices de cesantía y sentir pena porque la economía del país no aprovecha todos sus recursos, pero puta que debe ser distinto mirar esos números y ver que los papás de tu mejor amigo no tienen trabajo y tienen que andar mendigando de casa en casa o vendiendo lo que no tienen para poder subsistir.

Este sistema sociopolítico, en que los de un lado no coinciden con el otro, además de fomentar la ignorancia, los prejuicios y los resentimientos de una clase contra otra, hace un tremendo daño, y es que cada cual va a velar por su grupo económico. Cuánta pena me da cuando verbalmente pelean ricos contra pobres, siendo que si se conocieran probablemente serían amigos y se darían cuenta que tienen muchas cosas en común, aparte de ser seres humanos propiamente tales.

Me da pena que Chile, en cuanto a estructuras socioeconómicas, sea un país tan segregado, tan injusto y tan poco humano. Me da pena que haya gente que, justamente, por estas cuestiones de la vida, ignore los problemas que viven los demás y piensen que todos los que protestan son comunistas, que todos los estudiantes que están en las calles son unos vagos de mierda y que piensan que queremos que se nos regale todo en bandeja, cuando en realidad, simplemente queremos oportunidades reales y poder darle una vida mejor a nuestros hijos y a los que vienen detrás de nosotros, porque todos estos cambios no son necesariamente para nosotros, sino para las generaciones futuras.

La intransigencia de la que habla el gobierno, en realidad, no es más que tenacidad, coraje y persistencia. Pues si no alzáramos la voz ninguno de estos temas estaría en el tapete, seguiríamos riendo con las estupideces que dice Piñera y de gobierno del cambio sólo nos quedarían las palabras rimbombantes de sus ministros y sus cambios ínfimos y mediocres. El gobierno quiere que volvamos a clases, pues volveremos cuando resuelvan nuestras demandas, hay cosas mucho más importantes que un año de estudio, por ejemplo, el futuro de nuestros hijos.

Yo no quiero que mis hijos vivan en un país tan injusto, un país donde, en vez de sentirnos acogidos y jugando de local, nos sintamos prisioneros y pensemos que las autoridades y el sistema político que tenemos no está a la altura de sus ciudadanos. No remataré con un ¡Viva Chile mierda!, diré ¡Vivan los chilenos mierda! Porque este país no es ni de los estudiantes, ni de los empresarios, es de los chilenos o tiene que serlo.

Yo sí creo que se pueden cambiar las cosas y se pueden mejorar las condiciones de vida de todos nosotros, ya basta de vivir en una sociedad tan absurda y ridícula.


Visión Siete: Palos para estudiantes de Chile (vea desde el 01.15)

Ariel Cruz Pizarro

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