jueves, septiembre 4

Atención - Ensayo

Estamos en la llamada "Era de las Comunicaciones", los avances tecnológicos han reducido la distancia pudiendo comunicarnos en tiempo real -a través de Internet- con gente que, incluso, está en otros continentes. Sin embargo, esta facilidad para comunicarse en el "mundo virtual" ha hecho que la gente deje de lado la comunicación con las personas que le rodean en "la vida real".

En Chile se está produciendo una ola de femicidios, crecen los divorcios, y se desnuda el estado real de las familias chilenas: hay violencia intrafamiliar -ya sea verbal, física o psicológica-, las dificultades económicas han hecho que las mujeres salgan a trabajar -aunque la corriente feminista y ese afán de independizarse del hombre han ayudado- dejando, en muchos casos, a los hijos solos. En el sistema de educación, los profesores -en su mayoría, hay excepciones- están sólo para dictar la materia, anotar a los alumnos problemas y recibir un sueldo que, por cierto, es bajo. La gente está más peligrosa, hay una mayor inseguridad a la hora de salir a la calle por la delincuencia, el tráfico de drogas, y cada día es más común ver jóvenes fumando o tomando en las calles.

¿Qué está pasando? ¿Por qué nadie dice nada y, peor aún, se lo toma como "la triste normalidad"? Todos estos factores tienen en común la falta de cariño, de afecto, de comprensión. La sociedad carece de valores, carece de inteligencia emocional y va sin rumbo por la vida, viven el día con una amargura deprimente, y aún sabiendo cuál es la respuesta a sus problemas no se atreven a concretarla.

En los medios de comunicación hay pésimos ejemplos (publicidades de índole sexual, gente que no tiene méritos ni gracia, programas que no aportan nada, fomento de la ordinariez y conductas riesgosas, etc) y los jóvenes están en pleno proceso de formación viven en carne propia la carencia de una figura guía, un ejemplo a seguir, cayendo en vulgaridades, conductas riesgosas y adoptando conceptos equivocados de la vida.

En la adolescencia el ser humano vive un cambio hormonal y psicológico enorme, pasa de ser un niño aparentemente sin problemas a estar en las filosóficas preguntas de ¿quién soy? ¿cómo soy? ¿para qué sirvo? ¿por qué estoy aquí? y es justamente el período más vulnerable del ser humano -en cuanto a tendencias, comportamiento, etc- porque es un molde, es en esta etapa donde se decide cómo se será en la adultez y las etapas siguientes.

Con todos los factores mencionados anteriormente se puede apreciar que no es el ambiente propicio para la formación de la próxima generación del país y del mundo. Por eso no es de extrañar que veamos el surgimiento de las "tribus urbanas" que no son más que la respuesta a estas carencias. Tocando el tema con mayor profundidad, se puede decir que los jóvenes pertenecientes a estos grupos pasaron un proceso de definición propia y no encontraron grandes respuestas, por lo que terminaron ahogando sus propios pensamientos y se convirtieron en "uno más de la masa" (considerando como masa aquello que está de moda, o que agrupa a la mayoría de un grupo determinado). A su vez, existen jóvenes que, estando en ese proceso de definición propia, terminaron recibiendo malas influencias y ahora están en conductas riesgosas o en tendencias "extrañas para la sociedad".

El tema es mucho más serio de lo que se piensa, pues se está formando jóvenes con tremendas carencias afectivas y espirituales, por ende, se crea un ambiente propicio para el aumento de la delincuencia, de libertinaje, ausencia de valores, repetir los errores de sus padres (llámese violencia intrafamiliar, robos, delitos) y seguir un círculo vicioso que nos llevará irremediablemente a la mediocridad. Cuando lleguen a la edad adulta, veremos una enorme cantidad de jóvenes que ruegan por una oportunidad que ya perdieron y que, quizás, nunca se les dio. Habrá mayor cesantía, menos capacitación, más desconfianza y menor crecimiento.

Las soluciones son bastante sencillas, el que un padre pase tiempo de calidad con su hijo, que se promuevan los valores como el respeto, la solidaridad, que se suba el autoestima de las personas y no se les juzgue por sus errores, el buscar soluciones pacíficas a las discrepancias y aprovechar -y recalcar- las capacidades y virtudes de los demás son cosas que podemos hacer para, en nuestro entorno, ayudar. Si en el fondo, lo que ocurre es que hay una necesidad básica no satisfecha y que todos, sin distinguir edades, necesitamos: amor y atención.


Ariel Cruz - 04/09/2008

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