El incidente del jarrón resume muy bien el lamentable estado actual de la política. El gobierno erró al tildar el injustificado exabrupto adolescente como un ataque contra la democracia, y la Alianza dejó que una impulsiva estudiante les arrebatara protagonismo en la oposición.
Aunque la estudiante, María Música, bien se merece una sanción apropiada (escribir 500 veces en un cuaderno que no debe irrespetar a una mujer de 67 años), la reacción del gobierno y la oposición refleja incapacidad para liderar un debate sobre una reforma que parece cada día más urgente y menos probable de convertirse en realidad.
Si bien el ataque contra la ministra fue injustificado, la reacción de la clase política fue excesiva. En algún sentido, el jarrón de agua simbolizó la frustración de una sociedad que hace dos años se conmovió con las protestas estudiantiles y que todavía espera que la clase política logre ponerse de acuerdo para encontrar una solución.
Después de dos reemplazos ministeriales en Educación, una celebración a manos alzadas de un acuerdo que duró menos que un recreo, y luego de tres discursos de 21 de Mayo con anuncios de reforma educacional, todavía no hay solución, aunque sea parcial, al desigual acceso a educación de calidad.
Cuando la historia analice los momentos complejos del Gobierno de Bachelet, las protestas estudiantiles de Mayo 2008 competirán con el Transantiago.
Su reacción inicial ante las protestas estudantiles llevó a pensar que el gobierno tal vez no tenía dedos para el piano.
Desde el comienzo, Bachelet permitió que los estudiantes controlaran la agenda. Esto, en parte, se deió a que, al formar su primer gabinete, Bachelet dejó fuera a potenciales presidenciables. Si bien logró que nadie la opacara, perdió la oportunidad de convertir la energía de los políticos con ambición de poder en fuerza positiva para su goberno, como en una cartera como Educación.
Preocupada más del cuoteo de género, las caras nuevas y los balances partidistas, la Presidenta nunca entendió que su éxito dependía de nombrar ministros poderosos. Creyendo que sería evaluada por sus intenciones y no por sus resultados, incentivó las instancias de diálogo y se olvidó de hacer política y forjar acuerdos.
El amplio consenso sobre las falencias del sistema educativo no ha permitido forjar acuerdos mínimos. Las reformas siempre son en la medida de lo posible y, mientras más amplio el acuerdo que se busca forjar, más difícil será alcanzarlo. Al aceptar que los estudiantes ejercieran el poder de veto, Bachelet dejó la puerta abierta para que una adolescente de 14 años pudiera amenazar con derribar una reforma que cada día parece más débil en el Congreso. Por cierto, este no es el primer affaire que involucra un jarrón en la política chilena. Ya en el período anteror, la metáfora del Presidente Lagos permitió asociar los jarrones a un gobierno que, en vez de liderar, optaba por buscar excusas.
La Alianza, obsesionada con el desalojo, también se olvidó de liderar. Sus dos partidos parecen más preocupados de imponer un candidato presidencial que de ofrecer alternativas de reformas. En educación, mientras el gobierno parece incapaz de alterar el statu quo, la derecha es incapaz de ofrecer propuestas que se hagan cargo de demandas ciudadanas.
Aunque unos pocos desubicados celebran la forma y otros tantos la dramatizan en exceso, en circunstancias normales María Música sería considerada simplemente como una adolescente malcriada. Pero en el estado de inanición y desorden de la política, la chica del jarrón se ha convertido en un símbolo de la frustración de una sociedad que merece un gobierno y una oposición que sean capaces para forjar acuerdos para solucionar problemas.
* Video User Calamacobreloa
* Fotografía de María Música Sepúlveda por Francisco Martínez
· Ensayo "Insatisfacción Social"
No voy a centrarme en la acción de María Música, no emitiré juicios porque, de partida, no soy nadie para juzgar. Voy a abordar mi frustración, mi insatisfacción, mi pensamiento sobre la sociedad chilena, porque sé que no soy el único y sé que lo que digo, lo piensa mucha gente pero, no se atreven a decirlo por mil y una circunstancia.
De partida, siento frustración con la clase política, porque la gran mayoría de los políticos se preocupan de sus intereses personales y partidistas, dejando a un lado la representatividad de sus electores; pues un elector no vota por el partido político, vota por la persona. Esto va desde las elecciones municipales hasta las presidenciales. Siento insatisfacción porque la gente que ocupa altos cargos no siempre responde a las exigencias y tampoco posee las herramientas (conocimientos, experiencia) necesarias para cumplir bien su cargo. Más aún, que sean los mismos políticos los que se asignen carteras ministeriales (Bitar de Educación a Obras Públicas... ¿ambas cosas tienen relación?) y empresas públicas como en el juego de Monopoly.
Me da rabia que estas personas "destruyan" lo que nosotros utilizamos y no utilicen de manera eficiente los recursos de todos los chilenos. El caso más emblemático para mí es la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE). La pésima gestión de Ajenjo produjo millonarias pérdidas a la empresa, en la compra de material rodante (trenes) para poder operar servicios ferroviarios los mismos gallegos nos cagaron y nos vendieron piezas de museo, la mantención de los trenes a cargo de Temoinsa no ha sido muy buena.
Se acabó el tren de Santiago a Temuco (llega hasta Chillán y en Concepción se transborda con un bus), se acabaron los trenes ligeros a diesel que operaban en la actual X Región de los Lagos. Biotren se pensó como un proyecto de transporte público moderno y a gran escala, pero la centralización ha hecho que lo tengan botado. Lo único que se salva es Metrotren por la enorme demanda de pasajeros entre San Fernando y Santiago, donde a una velocidad de 140 km/h es superior a los buses; Metro Valparaíso (que es como "aparte") y el Buscarril que sirve a gente campesina en la VII Región del Maule.
Eso es hablando de empresas públicas, porque yendo al tema de política pública me decepciona por parte de la clase política que sean los estudiantes quienes tengan que andar presionando para que se cambie una ley. ¿Está leyendo lo mismo que yo? Son los propios ciudadanos quienes deben presionar y ser escuchados por los medios de comunicación -porque sin lo último no sirve- para que la clase política reaccione y diga "Houston, tenemos un problema". En la clase política de ahora -no sólo el Gobierno, la Alianza también- los camioneros deben paralizar para que se les baje el impuesto específico del petróleo que, por lógica, ya debería haber sido removido para todos. Los políticos de ahora, no se preocupan de los problemas de la gente, porque no saben los problemas de la gente y porque no ven a la gente como una prioridad, sino como un número.
A la hora de formar acuerdos, como el caso de la LGE, en vez de escuchar al Consejo Asesor que estuvo 1 año trabajando en cómo mejorar la educación, en vez de escuchar a la gente que a gritos pide una ley que asegure la calidad de educación a la mayoría, se desechan las ideas por las "políticas del acuerdo" donde la educación de las próximas generaciones es vista como una negociación donde ambos pactos políticos quedan conformes y, aquellos que reclamaron y lucharon por cambiar la realidad, terminaron perjudicados con una ley que, primero, no resuelve el tema de fondo y, segundo, da pie para que sigan movilizaciones porque no habrá un cambio radical en la calidad.
Me da pena como la Concertación administra de forma tan errática su Gobierno, me da pena cómo las ilusiones de la gente humilde quedan en la calle porque estos políticos no sirven a la gente, se sirven a sí mismos. Me da pena como la Alianza, cada vez que puede, destruye personas de la Concertación por tal y cual razón. Puede que tengan razón pero, al menos yo, creo que es más productivo arreglar los problemas existentes y no matarse entre sí cuando la gente pide a gritos que se les ayude.
Si estuviese inscrito en el servicio electoral... ¿qué votaría? De partida no me identifico con ninguna tendencia ni partido político, por lo que votaría nulo. Y no voto nulo porque, como podría pensar la gente política, soy un joven al cual no le importa la política, sino porque no veo nadie que "se la juegue" por mí, por mis pares -estudiantes-, por mi familia y similares -gente en general- y por nuestros intereses.
Como segundo lugar, en esta insatisfacción generalizada, están los medios de comunicación. ¿Por qué están ahí los queridos medios de comunicación? En primer lugar, porque en gran medida siento que se ha trastocado la función de ellos. Los medios de comunicación están para informar y, en segunda instancia, enseñar a la gente sobre cómo se desarrollan los acontecimientos y las repercusiones a nivel mundial, local y/o personal. Con medios de comunicación no sólo me refiero a la televisión, sino a la prensa escrita.
Me da rabia estar almorzando y ver en todos los canales la llamada "farándula" (basura televisiva lucrativa, anesteciante e infinitamente no productiva). ¿Cómo se privilegia el busto de una showoman antes que las noticias contingentes en un periódico de circulación nacional? ¿A qué nivel hemos llegado para tener más horas dedicadas a programas de farándula y menos a series infantiles -ni siquiera hablo de cultura, sino de infantiles-? ¿Qué ejemplo para los niños representa que dos modelos argentinas se saquen la ropa para tener popularidad, dinero y ser valoradas?. Son cosas que sabemos, sabemos que nuestra televisión abierta es una mierda y la gente que no puede acceder al cable está "obligada" a ver esas porquerías, si bien es cierto que se puede hacer resistencia a ese tipo de programas, al final por costumbre terminas absorbiendo parte de esa huea.
A modo de ejemplo, el ranking de lectoría de Las Últimas Noticias hasta este momento (16:26) es:
1. A Belén le traicionó su cadera (Espectáculos)
2. Nereida (novia de Cristiano Ronaldo) pintó su suave piel ("Deportes")
3. Video Porno de Enano de Austin Power ("Internacional")
4. "Por las juntas, nuestra relación se fue al suelo" -ex novia de deportista sub20- ("Deportes")
¿Alguien me puede decir qué está pasando que las noticias irrelevantes son "más importantes" y valoradas que las relevantes? ¿Me importa que la novia de Cristiano Ronaldo se broncee? ¿Me importa la relación de una mina (término vulgar que en el diccionario significa puta, pero que por cansancio en Chile se piensa que denomina a una persona del sexo femenino) con un futbolista?
El hecho de que algunos medios de comunicación vendan tanta farándula hace que yo lea lo siguiente, "a los medios de comunicación les falta dinero y necesitan pechuga y poto para vender" o "sencillamente los medios de comunicación dejaron sus ideales a un lado y se vendieron a la mierda de sistema". Yo no sé, desde 2005 que me acuerdo de que existía algo llamado "farándula". Probablemente existía antes. Y yo digo, la gente se rindió, era una batalla dura pero es imposible estar batallando 3 años seguidos contra la televisión basura que nos entregan los medios, por cansancio terminas leyendo esas tonterías y a los adolescentes se les provee de imágenes para posteriores fetichismos.
En tercer lugar, gracias a la incapacidad de las personas que están a la cabeza de este país -clase política- y a la anestecia proporcionada por los medios de comunicación lavándoles el cerebro y haciendo que, en vez de pensar en cómo los políticos gastan mal nuestro dinero, piensen en mujeres y sexo, el tercer puesto de insatisfacción lo tiene la propia gente. ¿Son culpables? Sí y No.
La gente es culpable cuando piensa que esto ya no tiene remedio, que hay que resignarse y no decir nada. La gente es culpable cuando no cumple sus deberes "lógicos" (cosas mínimas y lógicas que deben hacerse) como corresponde, vale decir, no se informan debidamente sobre cada candidato a la hora de elegir; emitir opiniones sobre temas trascendentes sin siquiera saber de que se está hablando o sin haberse informado debidamente -no sólo con medios de comunicación, sino con fuentes externas- influenciando a otras personas con pensamientos equivocados; no compensar ni premiar a aquellas personas que sí lo merecen -tanto laboral como personalmente-; la gente es culpable cuando está ausente en la educación de sus hijos, cuando no los ama y cuando los malcría. La gente es culpable cuando, en vez de administrar bien el dinero para la familia, gasta en alcohol, en tabaco y en drogas destruyendo sus núcleos familiares y sus propias vidas. La gente es culpable cuando se olvida de Dios y recurre a otros entes... la gente es culpable cuando privilegia el materialismo antes que el espíritu, la gente es culpable cuando privilegian la gloria antes que la clemencia, la gente es culpable cuando se desvía del camino y toma el equivocado teniendo conocimiento y discernimiento de eso.
Me da pena la gente. Todavía me acuerdo cuando junto al grupo Seres Urbanos estábamos informando en las calles de manera voluntaria y no remunerada. La gente no tenía intenciones de saber sus recorridos, miraban los mapas y se desentendían del tema con frases como "no me importa el Transantiago", "no me sé mis recorridos -y una risa seguida de esa irresponsabilidad-", y después reclamando que los trazados son distintos, que las empresas operadoras no cumplen con sus frecuencias. Me da pena, pena por ellos... a mí el Transantiago me funciona como reloj suizo, yo digo "quiero micro en los siguientes 5 minutos" y la micro aparece. Gran parte del fracaso de Transantiago, a principios de 2007, se debió al pesimismo y desinformación de la propia gente y los medios de comunicación. Si todos hubiesen hecho bien su trabajo... no estaríamos hablando de un fracaso.
A fin de cuentas, todos somos culpables de algo, algo que no necesariamente está legislado y, por ende, no tiene penalidades. Tratemos de hacer bien nuestro trabajo, nuestra "pega", y presionemos para que la gente de al lado, que no hace bien la pega, se ponga las pilas y la haga. Dejémonos de atacarnos los unos a los otros, no me gusta decir que nuestra política es mala, pero lo digo porque es la realidad -aunque hay excepciones-, no me gusta decir que los medios de comunicación no hacen bien su trabajo, porque probablemente yo termine trabajando en un medio de comunicación si Dios así lo quiere.
La solución que yo le veo a este país, en todos sus problemas, es que la gente debe dejar de ser pasiva, dejar la ofensiva por destruir (crítica destructiva) en el caso de aquellos que alzan la voz, unirnos todos y proponer soluciones concretas, que todos participemos y seamos escuchados. Es lógico que sean escuchadas las personas que tienen problemas y ver qué soluciones plantean para poder resolver sus demandas. ¿O me equivoco?
Por otro lado, hay que acercar a la gente a Dios. Con esto no me refiero a la Iglesia Católica ni Protestante, sino a Dios mismo. Dios, como tal, es nuestro Guía, es un Todo, y Jesús, su Hijo, es el ejemplo que debemos seguir. Amar a nuestro prójimo y dejar a un lado ese egoísmo propio de nuestro mundo, no por tener más riquezas se llegará más rápido al Cielo...
Cada uno de nosotros debe servir de ejemplo, debe mantener una conducta intachable, una sólida formación y aplicación de valores y valorar la diversidad en una sociedad como la nuestra. Pues, aunque no se lo crea, uno sólo es capaz de hacer la diferencia... depende de todos que ese UNO nuestro haga la diferencia en aquellos que nos conocen.
* Fotografía de Biotren por Óscar Maltez
* Fotografía de Desalojo en Instituto Nacional por Ariel Cruz
* Fotografía de Bus Articulado de Transantiago por Ariel Cruz
Ariel Cruz P. - 02/08/2008
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