martes, mayo 31

El cambio y la forma chilena de hacer las cosas

Hoy mi facultad se encuentra en paro/huelga (una vez más), los motivos son los mismos de siempre: reformas a la educación chilena, que dejemos de pagar tanto para ingresar a la Universidad, que haya mayor equidad en la educación y, por supuesto, que se puedan cumplir los sueños y aspiraciones profesionales de los miles de jóvenes chilenos sin que se vean impedidos por su situación económica. Lo curioso, es que esta demanda lleva AÑOS sin ser escuchada, cuando el mayor negocio que puede hacer un país es invertir en la educación de sus jóvenes para estar a la vanguardia en el mundo. En fin, the chilean way!

Bien, una vez que tomamos esto en cuenta, comenzaré con este escrito que bien puede ser una columna de opinión, un ensayo, lo que se quiera. Acá, más que politizar el tema quiero enfocarme en la palabra cambio y el significado que yo le doy, junto con intentar abordar la imagen que el chileno tiene de su (supuesta) forma de ser.


Franja Sebastián Piñera - 6/01/10


Franja Eduardo Frei - 7/01/10

Personalmente, no soy de derecha, tampoco soy de izquierda, soy un amarillo más (sí, de esos que van donde les conviene y que no se la juegan -o no se atan, como me gusta pensarlo- con una ideología), busco el centro porque a mí ninguna ideología ni persona alguna será capaz de representar fielmente mis ideales, y también porque parte de mi visión es de buscar el equilibrio de las cosas. No obstante, nuevamente, éste no es nuestro tema, quizás otro día hable de mi visión político-económico-social.

Veamos, de partida no sé qué opinión tendrán los extranjeros respecto a la forma de hacer las cosas en Chile, es decir, acá los chilenos bien sabemos que los gobiernos -por una cuestión bastante lógica- siempre han intentado mostrarle a los extranjeros nuestro mejor lado, que somos un país ordenadito, donde se respira paz y tranquilidad y donde todo es progreso económico, el lugar ideal para invertir y blablabla... una hermosa forma de proyectarse. Sin embargo, acá, como yo soy chileno, diré la visión que tienen los chilenos sobre su propia forma de ser (y hacer). Esta imagen tiene partes verdaderas y partes que, en realidad, no lo son tanto.

El chileno, por naturaleza y a raíz de no sé qué razón específica que tendré que averiguar, es una persona que tiende a mirarse en menos y a mirar en menos a los demás. Por esta razón, muchas de las cosas extranjeras tienen gran aceptación en este país -especialmente si vienen de países europeos, asiáticos del primer mundo o latinoamericanos que estén en similar posición económica- y se piensa, a su vez, que lo chileno no es necesariamente algo confiable.

Este "complejo de inferioridad" se explica por la imagen que tiene el chileno promedio de la propia forma de ser de nuestra sociedad. La gente suele hacer las cosas a última hora, más que trabajar por gusto lo hacen por horario, muchas veces se es poco prolijo por lo que se tienen que hacer las cosas más de una vez, los servicios públicos suelen causarle más de un dolor de cabeza a la población, si se encuentra un problema lo más natural es parcharlo para que continue el ciclo y vuelva a fallar otra vez ... por más que se quiera las cosas nunca resultan del todo bien y nadie se muere en ello, total, la imperfección también es chilena. En resumen, el chileno piensa que es un ser poco prolijo, poco puntual y poco esforzado, que nunca podrá hacer algo absolutamente bien. Ante cualquier problema una frase que resume todo es: "¿Y qué querías? Estamos en Chile".

¿Realmente es tan así? Sí y No. Depende, existen muchos chilenos que son personajes esforzados, prolijos y puntuales -como yo y otros tantos- que se esfuerzan por hacer bien lo que les toca hacer. Personalmente, creo que para que el chileno promedio "funcione", la persona que le encarga los trabajos tiene que ser alguien respetado en el ámbito moral, alguien temido en el ámbito laboral y/o una persona del extranjero a la cual se le debe dar la mejor imagen de Chile para que le hable a otros extranjeros sobre nuestro hermoso país y vuelva. Lo cierto, es que al menos en más del 50% de los casos, las cosas no se hacen de la mejor manera, siempre a medias, ya sea porque se quiere hacer de esa manera o por algún factor externo que produce que se haga de esa forma.

Por lo que he visto, esta característica no es chilena exclusivamente, sino que también se replica en otros países latinoamericanos y en la propia España... así que tan chileno no es después de todo, aunque el chileno así lo asuma.

* Nota aparte:
Si quiere reírse un rato, puede ver cosas que sólo pasan en Chile donde hay muchas fotografías insólitas que reflejan esta forma de verse que tiene el propio chileno y el humor con el que uno debería tomárselo -pues, si fuésemos graves nos habríamos suicidado hace mucho.

Cuando los chilenos pedían a gritos un cambio en la forma de hacer política en Chile, se referían justamente a esta visión de la "forma chilena" que se tiene para hacer las cosas. La gente quería políticos que hicieran las cosas bien a la primera, gente capacitada que no anduviera improvisando soluciones, personas que tuvieran proyecciones a largo plazo y legislaran para la comunidad y no para ellos mismos, en el fondo, querían gente chilena que hiciera las cosas a la forma no-chilena de hacerlas.

¿Qué clase de política querían los chilenos entonces? ¿Cuál es la forma "no-chilena" de pensar y hacer las cosas? En lo personal, más que referirme a la forma no-chilena creo que es correcto hablar de forma eficiente de hacer las cosas. Existen muchos ejemplos tanto de empresas como de políticas públicas que funcionan bastante bien, daré dos ejemplos.

Excepciones a la regla general del "chilean way"

El primero es Metro de Santiago -al menos hasta antes de Transantiago. Un servicio eficiente, con trenes bien cuidados, personal responsable y capacitado, caracterizado por ser un Metro limpio, cómodo, rápido, moderno y efectivo.

Automotor Alstom NS-93 'N2070'

Metro de Santiago fue un orgullo para los chilenos hasta el 2007. La esperanza de que en este país las cosas se podían hacer con el mismo esfuerzo, la misma dedicación, el mismo profesionalismo y el mismo resultado que en los países del primer mundo. El hecho de tener un Metro eficiente, con frecuencias seguras, estaciones hermosas, trenes buenos y todo esto dentro de un paquete limpio y transparente hacía de él el ejemplo perfecto de cómo deberían hacerse las cosas.

Pero, ¡cómo estamos en Chile! La única manera de acabar con tal política pública era metiéndole el gérmen chileno de la improvisación al asunto. Transantiago fue una política pública que responde al estigma de "idea excelente, implementación improvisada, mal resultado y volvemos a parchar" que tanto caracteriza a la forma chilena de hacer las cosas. Al integrar a Metro con Transantiago, el número de pasajeros aumentó de 1.000.000 a 2.000.000 en cuestión de días. Hasta el día de hoy Metro de Santiago está reestructurando su funcionamiento para poder tener el mismo estándar de calidad de servicio anterior con el doble de gente.

El segundo ejemplo es nuestro querido Marcelo Bielsa. ¡Un argentino! Para contextualizar, la selección chilena había estado al mando, al menos entre 1998 y la llegada de Bielsa, al mando de entrenadores chilenos. No es que los entrenadores chilenos sean malos, es cosa de mirar a Pellegrini y otros tantos. El problema estaba en la selección chilena que estaba empapada de esa "forma chilena" de hacer las cosas. Los jugadores se iban a fiestas después de los partidos, los esquemas de juego eran ratones (defensivos) y se veían los partidos para solamente sufrir y cruzar los dedos para que no nos metieran goles, se pasaba improvisando... un desorden.

Entre la ANFP liderada por Harold Mayne-Nicholls y el liderazgo técnico de Marcelo Bielsa, la selección chilena vivió su gran apogeo. Los jugadores dejaron de hacer noticia por sus fiestas en la madrugada, se potenció el trabajo en equipo y muchos jugadores lograron emigrar al extranjero, en vez de andar defendiéndose los 90 minutos (y perder en el último, fatalidad chilensis) salieron a atacar, se plantaron de igual a igual en cualquier cancha y pudieron ganarle incluso a los argentinos, cosa que para nosotros siempre fue algo más que un sueño.

Debo admitir que soy bielsista, me identifica la forma de ver la vida y el fútbol que tiene él. Si la gente quiso a Bielsa no fue solo porque era un excelente entrenador y porque reformó a la forma de ser de la selección chilena. También lo hizo porque siempre fue una persona derecha, con valores y que no pasó a llevar sus propias convicciones por el dinero. La honestidad y la capacidad de cambiar las cosas para bien son justamente aquello que los chilenos desean desde hace mucho tiempo para su política y para ellos mismos. Bielsa viene a ser una figura que encarna esa visión de "me gustaría que ... (ponga política, deporte, personalidad, etc) fuera así".



¿Por qué Bielsa se fue? Digamos que fue un efecto dominó. Harold Mayne-Nicholls y su directiva de la ANFP -que entre otras cosas logró la modernización de estadios y que la gente se reencantara con el fútbol- perdieron en las elecciones porque a los grupos empresariales de los clubes grandes (Colo Colo y Universidad de Chile principalmente) nos les convenía que siguiera debido a que privilegiaba más a la Selección que a los clubes -sin contar con los dineros del Canal del Fútbol y su redistribución. Al perder Harold, las condiciones de trabajo para Bielsa cambiaron -pues la ANFP siempre se la jugó para que Bielsa pudiera tener todo lo que requería- y la nueva directiva, además de no ser de los trigos limpios, no le ofrecía las mismas condiciones de trabajo.

Al final, el proceso que se veía como algo tan exitoso, inusual dentro de Chile, se vio truncado cuando los grupos empresariales se metieron por sus intereses económicos particulares y sin pensar en mantener a la Selección chilena con el alto nivel que tuvo. En el fondo, gente corto-placista que prefirió sacrificar a Bielsa y Mayne-Nicholls por unas platas inmediatas.


Parte de la conferencia de prensa de Marcelo Bielsa donde anunció que no trabajaría con la nueva directiva de la ANFP

Aterricemos en la realidad...

Retomando el punto, creo que queda claro lo que querían y entendían los chilenos por cambio y lo que ocurre con esos cambios. Querían una clase política que se preocupara por sus inquietudes, que resolviera los problemas de fondo como la inequidad y la calidad de la educación, la inequidad y la calidad de la salud, las soluciones para la gente que es deudora habitacional o que vive en campamentos, el que se haga efectiva la ley y que no se pasen a llevar los derechos de los trabajadores, de los estudiantes y de los ciudadanos en general, que en vez de pensar tanto en las monedas y los ingresos económicos se preocuparan, aunque sea por una vez, de las generaciones posteriores. Es decir, soluciones ahora ya y soluciones que arreglen los problemas de fondo.

Si se pueden dar cuenta, hay tres conceptos clave en esta forma "ideal" de hacer política: proyección a largo plazo, efectividad y preocupación por el grueso de la población y no por el grupito de los mismos de siempre que está sentado en sus directorios de empresas gigantescas y que miran la ciudad desde la ventana de un no sé qué piso sin siquiera ver los problemas de la gente.

Esta forma de hacer política es contraria a la forma "chilena" de hacer política, aquella que se dedica a parchar los conflictos, a postergar los temas, a no dar soluciones reales y efectivas que acaben con los conflictos sociales, a legislar por el bien común de los ciudadanos chilenos y no por intereses empresariales o de privados, o a intentar hacer cosas buenas pero que resulten mal por la propia naturaleza del chileno (Transantiago, EFE, etc) ¿Por qué creen que se oyó tanto la palabra cambio?

Si los pingüinos en el año 2006 paralizaron el país no fue para perder clases, querían una mejor educación tanto para ellos como para el resto de los jóvenes chilenos que se lo merecen. Una mejor educación no tan solo sirve para mejorar los índices de estadísticas que salen en los almanaques, sirve para tener una población capacitada, contenta consigo misma y capaz de aportar al país aquello que mejor saben hacer. Si se elige una profesión por la renta futura y no por la vocación (revise acá), el resultado será una masa de profesionales que no ama lo que hace y, por lo mismo, que no rinde al 100% de sus capacidades.

Huellas

Si la gente se manifiesta en las calles contra Hidroaysén, no es porque le parezca malo el hecho de usar centrales hidroeléctricas para la generación de energía, sino porque existen mejores formas de producir energía en un país como éste y que no se aprovechan justamente porque prevalecen los intereses económicos de unos pocos. ¿Acaso no se puede hacer una política de Estado que asegure la matriz energética del país con energía solar, eólica y mareomotriz? ¿Acaso no son las centrales hidroeléctricas y termoeléctricas soluciones parche que terminarán destruyendo el ambiente -especialmente estas últimas- y que moverán otro gasto mayor en energía en 20 o 30 años más?

La guinda de la torta: Los mineros

Es imposible que hable de este tema sin tocar el asunto de los mineros de la mina San José. También es imposible no hablar de una verdadera hazaña realizada tanto por los equipos técnicos encargados del rescate como de los propios mineros que lograron sobrevivir más de dos meses al 700 metros bajo tierra. No obstante, ésta corresponde -por lejos- a la forma idealizada de hacer las cosas en Chile, forma que también ha tenido elementos chilensis entre medio.

¿Por qué es la forma idealizada? Es un asunto de psicología, cuando todas las personas están enfocadas en la realización de una misma meta, cuando se les dan todos los recursos necesarios para cumplirla -ya sea equipos donados por otros países, presupuesto ilimitado para la consecución de la tarea- y el hecho de que hayan vidas humanas involucradas hace que esta historia tenga una épica y un escenario particular que la hace ser tan especial.

Lo que no es especial y que los chilenos bien pueden dar cuenta de ello es de la utilización que los medios de comunicación hicieron del tema y la propia manera en que el presidente Sebastián Piñera se tomó el asunto a posteriori.

Los medios de comunicación, en algo así como una "cadena nacional", hablaron TODO EL DÍA Y A TODAS LAS HORAS de los mineros, de la vida de los mineros, las infidelidades de los mineros, los mineros... los mineros... los mineros y los mineros. ¿Creen que es un hecho fortuito? No, cuando tuvimos el terremoto en Febrero del 2010 estuvieron semanas completas mostrando la devastación, es que cuando les da con un tema, les da. Acá hay otra forma chilena de hacer las cosas: "repetir un formato/programa/contenido tantas veces como sea posible antes de que se desvalorice". Todo tiene un trasfondo económico por detrás.

Y en la otra vereda, la vergonzosa actuación de Piñera llevando el pobre papel de los mineros a todas las partes del mundo -creo que solo faltó su trasero- y diciendo la gran mentira: Esta es la forma chilena de hacer las cosas, the chilean way; y lo que es peor, el oportunismo de tomar triunfos ajenos -en el sentido de que él no fue partícipe directo- como propios para figurar y ganar popularidad.

En fin... lo que tenemos

Creo que
Joseph de Maistre tenía razón al decir: "Cada pueblo tiene el gobierno que se merece". Efectivamente Chile tiene el gobierno que se merece o, al menos, el que más le identifica.

El gobierno del cambio... el cambio para Chile ... no sé ustedes, pero yo nunca me creí esa tontería. Mientras el chileno no cambie su percepción de sí mismo y mientras no se esfuerce en no seguir el mismo círculo vicioso de hacer mal las cosas, el país nunca va a cambiar. Hoy en día se cometen las mismas atrocidades en materia medio ambiental, las mismas injusticias en materias laboral, étnicas y judicial, las mismas estúpidas peleas entre políticos de la Concertación y de la Coalición (por el Cambio... pff) que no conducen a nada y... nosotros seguimos con los mismos problemas.

¿Ustedes creen que Piñera (y Lavín) va(n) a solucionar los problemas de la educación chilena? ¿Ustedes creían que Frei lo iba a hacer? Son políticos, chilenos, con la forma "chilena" de hacer las cosas ... iluso fue el que creyó que las cosas cambiarían, yo cruzo los dedos para que no cambie para peor. De todas maneras, una cosa es lo que se teje allá arriba, en el Olimpo de la política y economía chilena y otra cosa es lo que se vive acá abajo, donde todos vivimos estos problemas.

Algo positivo que se puede rescatar de este asunto es que la gente tiene conciencia de ello, la gente ya se dio cuenta que con esta "forma de hacer las cosas" no llegaremos a ser un país desarrollado. Por algo en el Informe de Desarrollo Humano PNUD 2009 un 73,5% piensa que en Chile hay buenas ideas, pero falta llevarlas bien a la práctica (Pág. 226 | Por cierto, si quieren entender aún más parte de la mentalidad chilena pueden leer desde la 222 a la 226, es una encuesta bastante representativa).

Ya no basta con que una política pública asegure cobertura, tal como lo han hecho los gobiernos anteriores en los temas educativos y de salud -por nombrar algunos. La gente quiere dar un paso más, quiere que a esa cobertura se le sume una cuota de calidad y acceso equitativo. No queremos más mediocridad, queremos excelencia, aunque quizás debamos partir por casa.

Lo más entretenido de este asunto, es que, aunque el chileno esté empapado en esa forma mediocre de hacer las cosas, lo cierto es que de todas maneras, es más una autoimagen que un hecho concreto. Si analizamos al detalle la forma de ser que el chileno tiene respecto a las cosas que realmente le importan, como lo son la familia o algunos gustos, bien podemos señalar que la gente responde a las más altas expectativas y metas. Al final, la cuestión está en querer, querer es poder; si el chileno quiere hacer algo, lo hará bien, ahora... el problema es ¡cuándo va a querer algo!, pero eso es otro asunto.

Para cerrar, les dejo un video más livianito de sangre donde el conocido grupo Difamadores -que no son músicos, sino que gente crítica que se expresa con parodias- justamente aborda este tópico: la forma de hacer las cosas en Chile. Creo que con este broche de oro podrán reírse un rato con la conducción que realizaron tanto los gobiernos de la Concertación como el actual de Piñera.



Ariel Cruz Pizarro

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