Se lo comenté a Francisco Silva mientras le hacía la entrevista -al final terminé hablándole mis problemas-... "es odioso, porque tengo que dormir, dentro de mí sé que necesito dormir, yo quiero dormir y, aunque depende sólo de mí, no puedo". ¿Es que acaso en 16 años de vida no he aprendido cómo se duerme? Le estoy atribuyendo el cambio en los hábitos del sueño al comienzo en la Jornada Matutina... y estoy sufriendo en carne propia las consecuencias de estar 3 días sin descansar como debería.
Antes yo conseguía dormir, pero como le dije una vez a la profesora Gloria Neculqueo "mis sueños son como películas, yo soy el director, actor, editor y guionista... tengo el poder para controlar mi propio sueño, retroceder el cassette y cambiar de un momento a otro el guión para ver qué vía tomará mi sueño". Mis sueños de pequeño eran verdaderas películas, dignas de ser llevadas alguna vez al cine según mi propia crítica.
Siempre he podido conciliar el sueño al encontrar una película, antes era una relación afectiva con una niña de mi edad, ahora es escribir esto mismo en este lugar y mañana quizás qué será. Hablando con mi papá hoy pude decir inconscientemente la respuesta: "para poder dormir, necesito tener un sueño visualizado... y para tener un sueño visualizado, necesito tener un tema del cual hablar".
Mi problema ha sido el siguiente. Nunca he tenido relaciones de pareja -y tampoco estoy buscando una- y la única que podría tener ese nombre acabó hace más de un año. Si bien es cierto que no es una primera prioridad, una pareja absorbe bastante tiempo y de cierta forma es gratificante tener a alguien de tu edad y tus gustos con quien compartir algo más que una amistad. ¿Y mis amigos? ¿Qué amigos tengo? Los compañeros de mis otros colegios a los que yo llamaba amigos no eran tales, no porque no me tratasen como un amigo sino por cuestiones de química donde ahora no me cuadra la idea de que sean amigos de verdad -sí de nombre-, claro que hay excepciones como Graciela, Iván, Cristóbal, Diego Yañez, Juan González y paremos de contar. ¿Cada cuánto tiempo los veo? Los únicos a quienes veo son: Cristóbal (jugamos tenis y videojuegos en vacaciones), Diego (pasillos del IN, conversaciones) y Juan (invitaciones puntuales a jugar videojuegos). En el Instituto Nacional solamente puedo considerar a Bastián Gutiérrez, Nicolás Jiménez, Matías Ávila y un poquito más atrás Abrahan Novoa, el resto son sólo compañeros con excelentes relaciones. En otros cursos tengo a Benjamín Mejías y nada más.
Las únicas relaciones que he tenido en estos últimos 13 meses han sido con compañeros de colegio. Pues no voy a los liceos de niñas a visitar a alguien, desde hace tiempo no hablo con Claudia, no he visto a Melissa y recién estoy conversando con Javiera y Camila. En conclusión, he tenido cero contacto femenino de mi edad. Por si fuera poco, tampoco me he juntado con gente aficionada al transporte público porque justo las fechas donde han programado juntas tengo algo que hacer (por ejemplo el sábado 30 hay una y yo tengo que recuperar clases), así que cero contacto con gente de mis gustos.
Mi trastorno de sueño es una respuesta inconsciente que me está diciendo que necesito compartir con los demás los mismos proyectos u otros que he construido durante este último año. Necesito cambiar de entorno, dejar de estar pegado en mi escritorio o en mi pieza estudiando y estar en una comunidad, con gente de mi edad o más grande, que tenga mis ideales o piense distinto... necesito compartir. El día en que yo me sienta integrado a una comunidad, donde no se contrapongan los intereses generales con los míos, pienso que podré dormir porque ya habré completado la segunda parte de mi aprendizaje: compartir lo que sé y aprender de los demás.
Ariel Cruz - 24/08/2008
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