lunes, febrero 23

Esperanza - Reflexión

La esperanza, según la RAE, es un estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos, pero para mí, es mucho más que eso. Uno puede desear muchas cosas en la vida, algunas muy vanales y otras sumamente espirituales, y la esperanza más que el querer que se cumplan, es tener el deseo de un futuro mejor, tener una razón para vivir y despertar cada mañana agradeciendo a Dios y a la vida por tantas cosas maravillosas que se nos ha dado. Cuando uno está bien, puede tener la esperanza de que todo continúe viento en popa, que nuestras familias sean sanas, que nuestros pequeños conflictos se resuelvan a la brevedad de la forma más amigable, que Dios cuide de nuestras vidas y que nosotros no le fallemos. Y cuando el mundo nos ataca, a esos ideales se le suma el deseo de salir victorioso de nuestras batallas, pero no por nuestra mano, sino con la gracia de Dios. Cuando las personas no vean una salida para sus problemas, es que han perdido las esperanzas, y peor aún, sus razones para seguir.

Pero siempre hay una salida, cuando se nos cierran las puertas, significa que hay otra puerta preparada; sabemos que el camino de los que confían en Dios nunca ha sido de paso ligero, porque siempre hay pruebas, y con las pruebas a veces se fracasa, a veces se gana, la vida nos muestra muchas veces las caras de la moneda. Sin embargo, cuando te caigas, perdónate, pide perdón a Dios, y continúa, sigue, crece, avanza, porque te queda mucho por recorrer y nadie quiere que te quedes en la pista a la mitad de la carrera, viendo cómo los demás avanzan. Tú puedes, yo puedo, y todos pueden. Si nosotros nos fijamos en los demás, veremos que ellos sí tienen problemas, y nos demuestran que todo lo que se necesita para lograr lo que queremos, además de tener a Dios con nosotros, es sólo querer hacerlo. Porque somos capaces de cosas que para otros son imposibles, sí tenemos limitaciones, y las conocemos, pero no tenemos la gran limitante del ser humano ... ese "yo no puedo" que le impide a la gente volar y alcanzar su felicidad.

Hoy, además de esa pequeña reflexión sobre la esperanza, quiero compartir unos Salmos con ustedes, simplemente porque quiero hacerlo y me alegra hacerlo.

Salmo 37 / El Camino de los Malos

1 No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. 2 Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán. 3 Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. 4 Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. 5 Encomienda a Jehová tu camino, y confía en Él, y Él hará. 6 Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía. 7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades. 8 Deja la ira y desecha el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo. 9 Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra. 10 Pues de aquí a poco no existirá el malo; observarás su lugar, y no estará allí. 11 Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz. 12 Maquina el impío contra el justo, y cruje contra él sus dientes; 13 El Señor se reirá de él; porque ve que viene su día. 14 Los impíos desenvainan espada y entesan su arco, para derribar al pobre y al menesteroso, para matar a los de recto proceder. 15 Su espada entrará en su mismo corazón, y su arco será quebrado. 16 Mejor es lo poco del justo, que las riquezas de muchos pecadores. 17 Porque los brazos de los impíos serán quebrados; mas el que sostiene a los justos es Jehová. 18 Conoce Jehová los días de los perfectos, y la heredad de ellos será para siempre. 19 No serán avergonzados en el mal tiempo, y en los días de hambre serán saciados. 20 Mas los impíos perecerán, y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros serán consumidos; se disiparán como el humo. 21 El impío toma prestado, y no paga; mas el justo tiene misericordia y da. 22 Porque los benditos de él heredarán la tierra; y los malditos de él serán destruidos. 23 Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y Él aprueba su camino. 24 Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano. 25 Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan. 26 En todo tiempo tiene misericordia, y presta; y su descendencia es para bendición. 27 Apártate del mal, y haz el bien, y vivirás para siempre. 28 Porque Jehová ama la rectitud, y no desampara a sus santos. Para siempre serán guardados; mas la descendencia de los impíos será destruida. 29 Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella. 30 La boca del justo habla sabiduría, y su lengua habla justicia. 31 La ley de su Dios está en su corazón; por tanto, sus pies no resbalarán. 32 Acecha el impío al justo, y procura matarlo. 33 Jehová no lo dejará en sus manos, ni lo condenará cuando le juzgaren. 34 Espera en Jehová, y guarda su camino, y Él te exaltará para heredar la tierra; cuando sean destruidos los pecadores, lo verás. 35 Vi yo al impío sumamente enaltecido, y que se extendía como laurel verde. 36 Pero él pasó, y he aquí ya no estaba; lo busqué, y no fue hallado. 37 Considera al íntegro, y mira al justo; porque hay un final dichoso para el hombre de paz. 38 Mas los transgresores serán todos a una destruidos; la posteridad de los impíos será extinguida. 39 Pero la salvación de los justos es de Jehová, y Él es su fortaleza en los tiempos de la angustia. 40 Jehová los ayudará y los librará; los libertará de los impíos, y los salvará, por cuanto en Él esperaron.

Salmo 40 / Alabanza por la Liberación Divina

1 Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. 2 Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. 3 Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová. 4 Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira. 5 Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros. No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados. 6 Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos; holocausto y expiación no has demandado. 7 Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; 8 El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón. 9 He anunciado justicia en grande congregación; he aquí no refrené mis labios, Jehová, tú lo sabes. 10 No encubrí tu justicia dentro de mi corazón, he publicado tu fidelidad y tu salvación; no oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea. 11 Jehová, no retengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre. 12 Porque me han rodeado de males sin número; me han alcanzado mis maldades y no puedo levantar la vista. Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla. 13 Quieras, oh Jehová, librarme; Jehová, apresúrate a socorrerme. 14 Sean avergonzados y confundidos a una los que buscan mi vida para destruirla. Vuelvan atrás y avergüencense los que mi mal desean; 15 Sean asolados en pago de su afrenta los que me dicen: ¡Ea, ea! 16 Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, y digan siemper los que aman tu salvación: Jehová sea enaltecido. 17 Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.

Salmo 34 / La Protección Divina

1 Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca. 2 En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán. 3 Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre. 4 Busqué a Jehová, y Él me oyó, y me libró de todos mis temores. 5 Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados. 6 Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias. 7 El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. 8 Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en Él. 9 Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen. 10 Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien. 11 Venid, hijos, oídme; el temor de Jehová os enseñaré. 12 ¿Quién es el hombre ue desea vida, que desea muchos días para ver el bien? 13 Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. 14 Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz y síguela. 15 Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos. 16 La ira de Jehová contra los que hacen mal, para cortar de la tierra la memoria de ellos. 17 Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias. 18 Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. 19 Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová. 20 El que guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado. 21 Matará al malo la maldad, y los que aborrecen al justo serán condenados. 22 Jehová redime el alma de sus siervos, y no serán condenados cuantos en Él confían.


He reflexionado en estos 3 Salmos, y que manera de haber esperanza para las personas, ¿con esas promesas quién no puede sentirse feliz? Porque Dios prospera a los justos, los libera de sus conflictos y les guarda de todo mal. Y más encima nos dice cómo debemos ser: "Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz y síguela" (Salmos 34, 13-14) y "La boca del justo habla sabiduría, y su lengua habla justicia" (Salmos 37, 30).

Mis saludos =)

Ariel Cruz

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