jueves, junio 30

Volviendo a ti

Hoy vengo a pagar una deuda, no es en dinero sino que es algo espiritual. Hace tiempo que no escribo cosas sobre Dios y me parece oportuno hacerlo, no por la coyuntura nacional, sino por lo que están pasando algunas personas y lo que estoy viviendo yo mismo.

"Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados, vuélvete a mí, porque yo te redimí" dice Isaías 44:22.

Efectivamente, tal como sale en este breve pasaje bíblico, sin entrar en mayores detalles, viví eso en carne propia. Tener problemas, pensar que no hay soluciones racionales, que no tengo el control de todas las cosas, que existen problemas que me superan en capacidad, en fin... problemas que causan mucha preocupación en todos nosotros. Pues bien, recuerdo que lo que hice para poder calmarme es entregarme por entero a la mano de Dios, decirle las cosas que me aproblemaban, cómo me gustaría que se resolviera la situación, y pedirle con mucha fe que eso sería así.

A decir verdad, muchas veces había pedido cosas, cosas pequeñas pero importantes para mí, como el que me fuera bien en cierto viaje, que pudieran darse las condiciones como para que pueda estudiar tranquilo, que pueda dar lo mejor de mí al momento de rendir una prueba, y no siempre le había tomado el peso a las peticiones que podía hacer porque eran cosas que asumía que iban a ser así. Sin embargo, las dos veces en que me he sentido -hasta cierto punto- desesperado o con la situación ya fuera de mi control, he podido sentir cómo Dios me ayuda, cómo me tranquiliza, cómo resuelve la situación.

Pasándolo a una metáfora, muchas mujeres quieren tener su príncipe azul para que las rescate cada vez que necesiten algo; y yo que soy hombre nunca he querido eso... y lo tengo, no es alguien de carne y hueso, es una fuerza impresionante, que cuando veo todo perdido, todo condenado al fracaso, surge y me da fuerzas, me saca adelante, resuelve mis problemas y ¡oh! me contenta. Es por eso que me identifica mucho este pasaje bíblico, le debo tanto a Dios, creo que lo mínimo que puedo hacer es hablarles de él e intentar volver a tenerlo en el centro de mis pensamientos.

- El asunto de creer o no creer

Sobre el asunto de la fe, existe mucha gente que cree en Dios pero nunca lo ha sentido, otros tantos que lo reniegan y, como no han tenido la oportunidad de sentirlo o se quedan con las atrocidades que se han cometido en su nombre, hablan basuras de Él. Honestamente, yo soy tolerante frente a todas las posiciones, pero de la misma manera, no tengo temor en decir que yo sí creo, que sí he sentido cómo una fuerza superior me ayuda y me guía, y que no necesito nada más que eso para ser feliz.

Tampoco pretendo escribirles mi testimonio porque es algo sumamente personal, pero sí puedo responder a una pregunta que mi hermanita me hizo hace mucho tiempo. ¿Cómo es que puedes sentirlo? ¿Cómo puedes buscarlo (y encontrarlo)? Para sentir esas cosas se requiere trabajar lo que yo llamo "sensibilidad espiritual". No sé si éste será el nombre correcto, pero para estos efectos lo llamaré así.

Esta sensibilidad se trabaja dedicándole un tiempito a Dios, leyendo la Biblia, reflexionando sobre ella, es algo que se adquiere, uno no nace percibiendo todas estas cosas especiales, en la medida que uno muestre real interés, Dios va a ir descubriéndose, que es lo que ocurre con el resto de las cosas y conocimientos si es que uno se pone a reflexionar. Hay que buscarlo de corazón.

"Pedíd y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá (la puerta).
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?;
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas"
Mateo 7: 7 - 12

Nuestras vidas no son uniformes, podemos vivir en la misma casa e ir al mismo lugar de estudios, pero cada cual tiene sus propias vivencias, cada cual tiene ciertas cosas que le llaman la atención y que a otros no, por lo mismo, no hay una fórmula para encontrar a Dios, tampoco una receta o un manual de instrucciones.

Sin embargo, les daré una suerte de pista, cuando realmente no tengan a nadie con quien contar, cuando las cosas dejen de depender de ustedes o de sus cercanos, cuando ustedes se vean sobrepasados por los problemas, puede que se den cuenta que Dios existe, que para quien tiene fe las cosas se hacen más llevaderas, que cuando todas las puertas se cierran hay otra que se abre. En mis momentos críticos, Dios siempre ha estado presente y me ha salvado de los peligros. Si tienes fe, y pides las cosas de corazón, estoy seguro que también verás lo maravilloso que puede ser Dios.

"Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudaré en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.
Por tanto, os digo que todo lo que pidiéreis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá"
Mateo 11: 23 - 24

Puedo dar fe de eso, hay que tomar en cuenta -eso sí- que con lo del monte se refiere a una metáfora, un problema que asumimos como imposible de resolver, algo a lo cual no le vemos una salida humana. A propósito de eso, aún recuerdo que cierto compañero de curso me preguntó si la Biblia había que tomársela de forma literal o metafórica, la respuesta es que tiene algo de las dos, depende del contexto. No obstante, sin desviarme del tema, puedo asegurarles que eso es así, pidan con fe y les será hecho, de no ser cierto, yo no estaría escribiéndoles esto.



Para finalizar, como dice la canción, si Dios está conmigo, ¿de quién temeré? ...

Ariel Cruz Pizarro

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