martes, marzo 30

El uso de la lengua - Reflexión B

En nuestra sociedad, siguiendo el hilo conductor de mostrar los defectos que tenemos, hoy desmenuzaré un poco el uso que hacemos de nuestra boca. Para muchos, el hecho de hablar y comunicarse de manera oral es algo absolutamente cotidiano, pero para alguien que es mudo, una persona que se sacó las muelas del juicio y sigue sangrando, alguien resfriado y que tiene cierta disfonía, hablar es un lujo.

Hay un precepto humano que es bastante pero bastante sabio y dice que las palabras que pronuncies deben ser más hermosas que el silencio. Pero Dios también, a través de la Biblia, nos corrobora esa visión de usar de forma adecuada nuestra facultad de comunicación oral.

En Salmos 34,13 dice "Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño". NO estamos en este mundo para decir mentiras, aparte de que es casi ridículo mentir porque -si lo analizamos usando las ventajas comparativas de la economía aplicadas a un ejemplo concreto- sale más barato decir la verdad y enfrentar las consecuencias de una sola vez, que postergar el castigo y recibir una pena mayor por el agravante de la mentira.

Luego, el libro de Proverbios nos agrega que "la lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu" en el capítulo 15 por si desean buscarlo. Y la aplicación de este versículo es más que práctica. Aquella persona que habla, está tomando una decisión al momento de usar su boca, cuando uno toma una decisión existe una probabilidad de equivocarse, mientras más hable esa persona, más probabilidades tiene de equivocarse. Cuando uno controla lo que dice, y toma buenas decisiones respecto al uso que le damos a la lengua para comunicarnos, generaremos mejores relaciones humanas, una mejor relación humana implica una red de apoyo, una inclusión social, ser parte de la comunidad, y estar cerca de Dios al usar esta misma facultad para ayudar a otros, orar, entre otras cosas.

Por otro lado, cuando uno habla para dañar a otro, para mentir, o toma malas decisiones respecto a lo que dice, se generan desencuentros, malas relaciones con algunas personas, es más difícil encajar en la comunidad -no es que éste sea nuestro objetivo, no se confunda- y, al largo plazo, eso nos puede generar un quebrantamiento de espíritu, sentir que hemos cometido muchos errores, arrepentimiento, culpabilidad, o en el peor de los casos haga que sigamos cometiendo malos actos.

Más adelante, en el capítulo 25 nos señala Proverbios "con larga paciencia se aplaca el príncipe, y la lengua blanca quebranta los huesos" en el versículo 15. La gente, normalmente, cuando le hacen una mentira, o tiene motivos para sentir ira contra una persona en particular, tiende a discutir acaloradamente, lo que hace acrecentar el problema, puesto que al no crearse un diálogo constructivo con una sana conclusión, las partes tienden a polarizarse o caer más en el extremo, por lo que se crea mayor conflicto y es más difícil que se resuelva el problema. En cambio, si uno habla las cosas como gente civilizada, se puede aplacar la ira de la otra persona, igual que bajándole el tono de la conversación es muy posible llegar a un acuerdo, reconocer los errores o simplemente no seguir el conflicto.

Como podrán ver, nuestra Biblia nos da algunos versículos que pueden, literalmente, cambiarnos la vida al ayudarnos a administrar algo tan básico como la lengua. El moderar nuestras palabras nos evita problemas, une lazos interpersonales, y nos ayuda a sentirnos mejor, además de poder tener un mejor desempeño laboral, más posibilidades de encontrar un buen trabajo y tener calidad de vida.

Santiago, en el Nuevo Testamento, también nos aporta una reflexión respecto al uso de la lengua, señalando en el capítulo 3: "5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero que se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! 6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. 7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. 9 Con ella bendecimos al Dios y al Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. 10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así"

Estimados, ya saben, cuiden lo que hablan, moderen el uso de su lengua, no vaya a ser que por abusar de nuestra facultad de hablar, ésta nos termine matando o cerrando puertas.

Cuida lo que haces, cuida lo que escribes, cuida lo que dices y te irá bien.

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