¿Qué me dirías si te contara mis sueños?
¿Pensarías que estoy loco? ¿Acaso tú no eres una soñadora?
¿Qué pasaría si te dijera que hay un fuego extraño (miento, no es extraño, es familiar) que recorre mi sangre?
¿Me creerías? ¿Pondrías tus manos en mi frente para saber si tengo fiebre?
¿Qué pasaría si te dijera que nunca me he sentido parte de una comunidad?
¿Qué dirías si te dijera que mi casa, Santiago, mi colegio y un par de lugares son mi refugio, mi sentido de pertenencia?
¿Qué me dirías si sueño con que mi novia es una ángel?
¿Me juzgarías por querer algo que no he visto en ninguna mujer?
¿Me juzgarías por sentirme débil? Miento, sé que no soy débil...
Pero una cosa es lo que se siente, y otra cosa lo que se es. ¿No te parece?
La única cosa de la que puedo estar seguro, es que le importo a alguien allá arriba...
Sino, no estaría aquí escribiendo estas confesiones.
¡Amo mi vida!
