El banderín raro es el lugar donde se encuentra mi casa, y la punta de la flecha indica un lugar cercano al punto donde teníamos que juntarnos. Maipú, La Florida y Puente Alto son las comunas suburbios más populosas de la ciudad de Santiago, sumando entre las tres poco más de 1.600.000 habitantes (toda la Región Metropolitana tiene alrededor de 5.500.000 habitantes).
Los desplazamientos entre Maipú y La Florida - Puente Alto (las dos últimas están juntas) normalmente demoran entre 75 y 120 minutos, dependiendo de la ruta que se utilice y el medio de transporte que se tome. Pese a que en distancia es casi lo mismo que ir al centro de Santiago, lo cierto es que no es tan expedito el tránsito de forma oriente-poniente.
En general, la gente de Maipú ignora cómo es el sector de Puente Alto y también ocurre la relación inversa, esto se puede deber a que tanto Maipú como Puente Alto no pertenecían originalmente a la ciudad -ambas comunas tienen Plaza de Armas propia- y fueron integrándose a la ciudad con la expansión demográfica y territorial que sufrió la ciudad después de 1960. Para mi buena suerte, conozco las tres comunas bastante bien.
En fin, explicado eso es más fácil abordar lo que sigue. Les dije a mis padres que me despertaran temprano (09.00) porque tenía que planificarme bien para alcanzar a hacer las tareas hogareñas, ducharme, vestirme y almorzar antes de partir a Maipú. He hecho viajes a Maipú desde hace cinco años, por lo que conozco el viaje y sé que, haga lo que haga, es largo y siempre termino volviendo cerca de la medianoche a mi casa.
Me planifiqué mentalmente para alcanzar a hacer todo, almorcé unas lentejas que mi mamá dejó en el refrigerador y les puse un par de huevos revueltos encima. Me demoré más en hacer los huevos que en devorar el plato, saliendo de mi casa a eso de las 13.00. Tenía que estar en la estación Monte Tabor a las 15.30.
· El viaje a Maipú siempre es anecdótico
Por diversos motivos, mis viajes a Maipú siempre terminan siendo anecdóticos por uno que otro motivo, sea algo positivo o negativo. El día de hoy, durante mi viaje de ida, tuve dos anécdotas notables en el mismo recorrido. Para poder desplazarme rápido, concluí que la vía más corta era el recorrido 108 (marcado en rojo), el cual hipotéticamente tendría que llevarme desde Avenida La Florida, pasar por Departamental, Camino a Melipilla y 5 de Abril hasta la Plaza de Maipú.
Pues bien, después de tomar un bus del recorrido 104 y bajarme en un paradero cualquiera donde pudiera combinar con el 108, abordé el bus de este último recorrido y noté que conocía ese bus. Éramos cinco personas las que estábamos adentro cuando el bus quedó en panne (falla de cualquier índole que impide continuar el viaje) en plena avenida Departamental, no duré ni diez minutos en el bus.
El bus quedó parado en segunda fila obstaculizando el tránsito. Afortunadamente era horario de mediodía, por lo que los automovilistas no reclamaban tanto y nosotros, los pasajeros, nos tomábamos el hecho más con humor que con gravedad. A los cinco minutos apareció otro bus del mismo recorrido, el que nos llevó gratis pues le dijimos que éramos los pasajeros del bus anterior.
La segunda anécdota del recorrido fue un perro que entró en ese mismo paradero (Metro Macul) y viajó todo el camino durmiendo hasta Plaza de Maipú, mi lugar de bajada y lugar donde el bus casi se vació. Lamentablemente no saqué fotos del perro porque el bus tenía algunos flaites adentro.
Dentro del trayecto, unos muros cristianos me llamaron la atención cerca de Clotario Blest, donde salían pintados algunos versículos bíblicos y uno se hallaba incompleto, el cual fui completando con la cabeza quedando: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" que corresponde a Juan 3:16. Otro punto que me llamó la atención es la instalación de un parque automotriz en la intersección con Pedro Aguirre Cerda, al fin ocuparon ese sitio de peladero.
Otro punto a considerar fue la rapidez del viaje. Desde que tomé el bus operativo en Metro Macul hasta la Plaza de Maipú me demoré poquito más de 60 minutos. Presumo que ha de ser porque antes de nosotros habían buses del 102 y 107 que absorbían cierta demanda de pasajeros.
· La Plaza de Maipú
La verdad es que nunca me he fijado en la plaza de la comuna, pese a que he pasado por ahí más de una decena de veces a plena luz del día. Por lo que no podría hablar sobre los cambios que sufrió después de la construcción de la Línea 5 de Metro de Santiago. De todos modos, el lugar es el centro mismo de la comuna, se ven hordas de personas de toda edad caminando por cada uno de los pasos peatonales existentes, hay muchos recorridos de buses, automóviles y es una suerte de desorden, pese a que todo funciona como reloj.
En el lugar, aprovechando todo el tiempo libre que me quedaba -una media hora- saqué algunas fotos de los buses del sector. En sí, la Plaza de Maipú es un lugar medianamente peligroso, pues a pesar de que tiene vigilancia policial y que Maipú no es conocida como una comuna conflictiva (estigma que sí tiene Puente Alto), de todos modos, existen hartos flaites y entre tanto tumulto, no sería extraño que aparecieran los amigos de lo ajeno (aunque no conozco casos). En cualquier caso, nunca he tenido problemas para tomar fotos allí, hay que ser cauteloso como en todas partes.
· Llegando a Monte Tabor
La Plaza de Maipú es el punto marcado abajo, y la estación Monte Tabor el que está marcado arriba. Este trayecto se puede hacer en buses o en Metro, por razones de tiempo y gusto, preferí hacer esta parte en Metro.
La construcción del Metro en Maipú fue bastante especial, pues el suelo de la comuna es conocido por tener napas subterráneas, así que en algunos tramos se hizo viaducto elevado y en otros se hizo bajo subterráneo. Todas las estaciones, sean elevadas o subterráneas, tienen muchas escaleras.
El tren P.3007 fue el afortunado que me trasladó entre Plaza de Maipú y Monte Tabor. Como les decía, tanto las estaciones subterráneas (como Plaza de Maipú) como las elevadas (caso de Monte Tabor) tienen muchas escaleras. En la primera, descendí alrededor de tres o cuatro niveles; mientras que en la otra también tuve que descender un número similar de niveles. Lo curioso es que, en estas últimas estaciones, las boleterías están en la vereda de la calle y se conectan con la estación usando pasarelas. El diseño fue bastante ingenioso considerando el tema del suelo antes mencionado y del ancho de avenida Pajaritos.
Actualmente, la avenida Pajaritos tiene línea de Metro y corredor de transporte público para los buses de Transantiago. Antes de que se construyera el Metro había una ciclovía y muchos espacios verdes. En fin, la fotografía de arriba es cómo se ve la avenida desde el sector de Monte Tabor.
Como siempre, llegué temprano al lugar y no vi a nadie, por lo que me dediqué a sacar fotografías de los alrededores antes de juntarme con los demás. A eso de las 15.30 vi algunas caras conocidas y nos quedamos esperando al resto. En otras sociedades los horarios se cumplen con puntualidad, pero acá es bastante relajado en ese sentido, las personas pueden llegar a la hora o muchísimo más tarde.
Para aprovechar el tiempo de espera de los más atrasados, entre todos pusimos dinero y compramos las cosas para la reunión. Panes de hot-dog, vienesas, tomates, paltas, queques, ketchup, mayonesa y bebidas gaseosas, pues somos niños sanos. Dentro del supermercado nos encontramos con el resto de las personas a las cuales esperábamos.
A todo esto, la Escuela de Verano es una instancia educativa que genera la Universidad de Chile todos los años para los estudiantes de enseñanza media/secundaria. Existen muchos cursos matemáticos, científicos y humanistas. En mi caso, yo tomé en el verano de 2009, el curso de Economía y Negocios, por lo que entenderán que esta junta fue de las personas de esta generación.
Nos dedicamos a conversar y a comer lo que compramos, compartimos anécdotas y diversas experiencias de lo que ahora somos como universitarios y, sobre todo, oímos todo lo que una de nuestras compañeras tenía para contarnos, pues anduvo de intercambio en Noruega y la junta era para recibirla después de eso. Fue una tarde sumamente agradable.
La vuelta fue entretenida, salimos de Maipú a eso de las diez de la noche. Caminamos hasta llegar a la estación Monte Tabor y nos tomamos el Metro para poder llegar a nuestro destino. El tren N-2053 fue el afortunado esta vez. Una se bajó en Santa Ana para combinar con Línea 2, y yo me bajé en Mirador para tomar colectivo. La verdad es que la Línea 5 no es la opción más rápida para moverse entre Maipú y La Florida, bien pudieron notar que el recorrido 108 hace bien ese trabajo en menos tiempo, no obstante, Metro ofrece cierta seguridad que la micro y la calle no tienen.
Normalmente, en estos casos, yo prefiero tomar bus y caminar el trayecto restante del paradero hasta mi casa que hacer la fila de los colectivos. Las razones son varias: odio hacer filas, odio el olor a cigarro de los que esperan, me carga esperar cuando hay opciones más rápidas. Pero, de todos modos, fui a los colectivos por un asunto práctico: hace que mi hora de llegada no sea tan aparatosa y me evito un reto.
Al final llegué poquito antes de la medianoche, mis papás estaban preocupados porque no llegaba y me dijeron que para otra ocasión llamara para la casa para que se hicieran una idea de la hora a la que iba a llegar. Lo tomaré en consideración.
Ariel Cruz
1 comentario:
A veces uno llega a la casa con total displicencia y se encuentra con padres preocupados. Es lo más normal del mundo y supongo que nuestros hijos nos harán lo mismo el día de mañana...
Ojalá hayas disfrutado aquel paseo por Maipú, luego de tanto tiempo.
Un saludo Ariel!
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