domingo, agosto 21

¿Será un cambio de paradigma?

Comentario de Pedro Brieger, el día de la marcha de los paraguas.

De lo anterior, me parece rescatable el hecho de que se quiere una reforma profunda al sistema de educación chileno, que va más allá de si se paga más o se paga menos y tiene que ver con un proyecto-país en educación y en el resto de los ámbitos de la vida. Muchos sectores hablan de intransigencia, de que los estudiantes no están sabiendo ceder, pero el problema real es que aún el Gobierno no toma como posibilidad real y concreta la reforma real e integral del sistema educativo.

La razón por la cual perdió la Concertación fue que no respondían a las demandas de la ciudadanía, que con el pasar del tiempo fueron apernándose en el poder olvidándose del electorado y es que claro, no tiene sentido ni razón de ser una coalición que dice ser de centro-izquierda (en un país abiertamente de centro-izquierda) y que haga políticas de centro-derecha. En estos años de dictadura y democracia se han acumulado muchos problemas sociales de diversa índole, y lo que se busca en el Gobierno es que todas esas promesas de cambio y de soluciones se cumplan, ésa fue la razón por la cual ganó Piñera, porque ciertas personas creyeron que sí podría realizar ese cambio.

Sebastián Piñera cuando era candidato presidencial hablando del acuerdo de la LGE (2009?). Del dicho al hecho, hay mucho trecho.

Sebastián Piñera y sus declaraciones del 11 de Agosto.

No me arriesgaré a decir que en Chile hay un cambio de paradigma absoluto, y que el país desea pasar desde un sistema "neoliberal" con pequeñas ayudas entregadas por parte del Estado para los sectores vulnerables a un sistema de Estado de Bienestar donde el Estado, a través de la recaudación de impuestos y sus propias fuentes de ingreso, asegure educación, salud y previsión para sus ciudadanos (que es lo que se tiene en los países escandinavos, por citar un caso). Pero sí, creo poder decir que dentro de la ciudadanía chilena, comienza a tomar fuerza esta postura del Estado benefactor en educación y, considerando las condiciones de vida del chileno promedio, es normal que así sea.

Un trabajador de clase media vive su vida pagando impuestos y endeudándose en créditos para poder obtener lo que desea. Cuando su hijo crece y entra al sistema escolar, lo más probable es que se esfuerce y renuncie a permitirse ciertos lujos para poder educar a su hijo en un colegio donde se pague, pensando en que "el dinero asegurará la calidad", cosa que dista mucho de la realidad y solo asegura que su hijo se junte con personas de un nivel socio-económico similar. Al llegar a la universidad, vivirá la paradoja de que la familia genera los suficientes ingresos como para ser considerado "no-pobre", pero que no puede pagar la universidad como quisiera porque su sueldo no le alcanza y, si trabajara, probablemente tampoco le alcanzaría (recordemos que el sueldo mínimo en Chile es de $182.000 y una mensualidad ronda entre los $170.000 y los $350.000).

Por lo tanto, surge en muchos la siguiente pregunta: ¿Para qué sirve que uno pague los impuestos si el Estado no me aporta en nada? La educación terminas pagándola tú, la previsión está en manos de privados (AFP) y, en el caso de la salud, la gente que puede pagar sus atenciones en el sistema privado lo hace, porque el sistema público no satisface muy bien las necesidades de las personas. No tan sólo hablamos de una falta de representatividad de las clases políticas o los partidos políticos, ni de la falta de apoyo que tiene el gobierno. Por debajo, también hay un cuestionamiento bastante serio y profundo sobre el status quo. ¿Por qué, si uno paga sus impuestos de forma responsable y trabaja duro, no puede recibir ayudas por parte del Estado que, se supone, garantiza el bien común (y no de unos pocos)?

En materia de educación, el planteamiento de los estudiantes es que el Estado pase de ser un Estado subsidiario que se apoya en los privados para prestar un servicio fundamental para tener un proyecto país, y tome una posición fuerte asegurando una educación de calidad para todos con los recursos públicos, es decir, algo así como un Estado benefactor en materia de educación.

El debate sobre si esto realmente asegurará o no la calidad de educación es asunto de otro costal, porque la educación se mejora en las salas de clases, no es tan sólo cuestión de inyectar dinero y se requieren políticas tanto educativas como sociales de largo plazo; no obstante, sí es materia de esta discusión el cómo queremos que sea nuestro sistema educativo y cómo queremos que se financie. ¿Que cada cual se eduque como pueda y donde pueda, o que realmente el sistema educativo garantice una igualdad de oportunidades y se dé esa ansiada movilidad social gracias al esfuerzo conjunto de un Estado que entrega los recursos y una población que los aprovecha?

Intervención de Gastón Urrutia, dirigente estudiantil de la Universidad del Bío Bío, en la Comisión de Educación del Senado chileno (con Ena von Baer EN APRIETOS incluido).

En vista de todos estos antecedentes, no es sorprendente que se rechace la última propuesta del gobierno de Sebastián Piñera en esta materia (17 Agosto 2011). Es cierto que aliviaría mucho a la muchedumbre de estudiantes de instituciones estatales y privadas la rebaja del crédito con Aval del Estado de un 5.6% a un 2% para equipararlo con el Fondo Solidario. Pero muchos no saben, que para poder lograr esta rebaja, el Estado es quien compra las deudas a los bancos para rebajar los intereses de las tasas al reducir el riesgo del destinatario. En otras palabras, está claro que aumentaría el presupuesto en Educación y se gastarían millones de millones de pesos de recursos fiscales en esta materia, pero esto no soluciona el problema de fondo y cae en el mismo problema de antes: se está beneficiando a los bancos y salen perdiendo tanto los estudiantes (endeudados) como el Estado quien paga más de lo que debería para poder rebajar los intereses.

Dentro de la propuesta, también se propone aumentar los recursos para poder cubrir un porcentaje de la población que pertenece al tercer quintil (gente que promedia un ingreso per cápita de $100.831 y $159.859, es decir US$201 - US$319), sin embargo, esta ayuda no cubriría todo este quintil, sino que a un 20% de los estudiantes que pertenezcan a este segmento. No hay que ser ciego como para darse cuenta que eso, después de tres meses de movilización estudiantil y de una ciudadanía que se muestra afín a las demandas, es insuficiente y no asegura a la enorme clase media de este país un real acceso a la universidad.

Un punto que sí es rescatable es que ya se está reconociendo la crisis del sistema de educación municipal, donde se reconoce la necesidad de migrar el sistema de educación pública a otro tipo de institucionalidad. Sin embargo, al igual que muchas de las propuestas del Gobierno, muy poco se detalla en esas 3 páginas sobre cómo se realizaría en detalle y cómo se garantizaría un cambio real a través de estas medidas.

Aludiendo a lo que comentaba Pedro Brieger, en el primero de los videos, quizás estas propuestas hubieran servido en los primeros meses de movilización, no se puede negar que mejoran enormemente la carga de deuda de muchas personas, sin embargo, a estas alturas, es poco. Muchos colegios y universidades están próximos a perder el año académico y muchos, dentro de los que me incluyo, estamos dispuestos a perderlo. En vista de aquello, sería ridículo que se bajaran las movilizaciones a estas alturas con una propuesta que no cambia el trasfondo del sistema educativo y sólo sirve para perpetuarlo.

Ya en entradas anteriores retraté en buena medida lo que se vive en la educación básica-media, la educación universitaria y el trasfondo que hay detrás de todas estas demandas estudiantiles. El sistema educativo chileno ya no funciona, no se puede sostener tal como está y no necesita tampoco soluciones parches, sino una re-estructuración completa. Quizás la sociedad aún no viva un cambio de paradigma absoluto y desee pasar de lleno a un Estado benefactor, pero sí hay ápices y voces que muestran el deseo de una transición a un Estado de estas características, al menos, en materia de educación.

La educación es uno de los mayores responsables de las construcciones de identidad de un país. No es menor el asunto, cada sociedad le transmite a las futuras generaciones sus ideales, sus sueños, sus proyectos y sus virtudes a las nuevas generaciones a través de esta herramienta. Actualmente, se nos enseña que Chile es un país desigual, que es un país injusto, donde existen recursos y hay crecimiento económico, pero que por distintas razones nosotros no tenemos por dónde asomar nuestras narices en ese crecimiento y no podemos tampoco disfrutar de todas sus virtudes. ¿Por qué querríamos vivir en un país así si podemos cambiarlo, podemos mejorarlo y podemos hacer que realmente sea una tierra de oportunidades?

Ariel Cruz Pizarro

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