domingo, enero 5

Cambio de página

Estos meses son ricos, para otras personas las crisis y las separaciones podrían significar demasiado dolor, pero los dolores se asumen en el paquete de riesgos que conforman las decisiones. Tengo la teoría de que, en cuestiones amorosas, vamos como un péndulo. Buscamos o somos de una manera, fallamos... nos vamos a la otra trinchera.

Fui arriesgado, muy arriesgado, aposté pese a todos los riesgos; traté de armar una relación de la forma en que pensé que era la mejor, tratando de recoger toda la experiencia de las otras personas que me decían sus problemas, pensando en tapar los hoyitos que podía tener esta relación para así estar por años dentro del barco, tranquilo y confiado en que ninguna tempestad lo daría vuelta.

Y ahora... me toca el otro lado del péndulo. Aunque no quiera y mi conciencia me diga que esto no es parte de mi carácter, no quiero arriesgar, no sé qué quiero en una relación, tampoco me interesa andar pensando o estudiando o invertir toda mi energía en concretar un proyecto nuevo. Me gustaría que me llevaran, que me dieran un empujoncito, poder ser el pasivo esta vez, que me llenaran de todas esas cosas que yo traté de hacer... que me regalaran detalles, conversaciones entretenidas, tener temas en común, estar con alguien abierto al diálogo, en el fondo... tener lo que siento que no tuve.

¿Qué será de mí ahora? Ni idea... pero aunque sea una segunda oportunidad, no estoy muy convencido.

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