martes, febrero 18

Romper estructuras

El paso de la adolescencia a la adultez va acompañado de una visión crítica, un tanto idealista por una parte (no se es consciente de las limitaciones, pero sí de los objetivos) y un tanto inocente por la otra (las cosas se ven más sencillas cuando no se vislumbran los intereses particulares de los actores que protagonizan cada acción). Otra vez el Ubi Sunt se me aparece y se adueña de estas visiones más existencialistas. 

La Vida Pasa tan Rápido | The life passes very fast | Ubi Sunt?
La vida pasa tan rápido...!
Creo que hay dos cosas que realmente debemos tomar en cuenta en nuestra existencia: Dios y el tiempo. Dentro de mi experiencia de vida acá en la Tierra, pese a ser una persona relativamente escéptica con casi todo orden de cosas, debo decir que sí creo en Dios y personalmente siento fundamentos y he percibido hechos suficientes para mí como para validar eso. La segunda en tanto, es que todas las cosas pueden ser relativas menos el tiempo. Puedes tener dinero, puedes hacer tus sueños, puedes vivir bajo un yugo, puedes estar con la mujer que quieres, puedes ser rechazado por ella, puedes estar muriéndote en una cama o bien comiendo como sibarita en la misma... cualquier cosa que hagas está marcada por el tiempo, que pasa, se va y no vuelve.

La acumulación de riquezas no lleva a nada. Me parece que es más rico el que tiene más tiempo (para sí mismo), las cosas o propiedades además de derechos implican deberes. Es lo que pienso cada vez que veo a mi mamá (o más bien, cuando a mí me toca hacer las labores del hogar), quizás con una casa más pequeña tendríamos menos espacio, pero habría menos responsabilidad y más tiempo para disfrutarlo. Sí, es un ejemplo extremo pero sirve. Las personas que tienen automóviles, tienen que destinar recursos y tiempo para su mantenimiento, compra de repuestos, verificación de neumáticos, carga de combustible, etc. No digo que cada objeto sea un "gasto" en tiempo, pero cuando te llenas de muchas cosas, tu vida termina siendo esclava de ellas. Acumular dinero tampoco es algo que te haga ser más feliz, te da poder y te expande la posibilidad de hacer o realizar ciertas acciones, pero el que tengas una cierta cantidad de dinero en tu mano no te hace feliz, sino lo que haces con él.

Los estudios tampoco. Es triste que lo ponga así considerando que estudio, pero los conocimientos humanos me parecen tan indignos de consumir mi tiempo. Pongámoslo así... en algún momento, personas desarrollaron el máximo de sus capacidades intelectuales para desarrollar teorías y descubrimientos (en esta época ya casi no se puede descubrir nada, y en mi campo que es la teoría administrativa... me parece que tiene que ver más con habilidades blandas y negociación que con conocimientos científicos) que, siglos después, son vencidos por otros paradigmas. Así los niños en la escuela se ríen con las cosas que pensaban en el pasado... toda una vida dedicada a la ciencia para mí es una vida perdida. Que un título universitario o un posgrado te pueden dar un status y ofrecer una posición privilegiada, sí; pero dedicar tu vida a estudiar... es pérdida.

El tiempo pasa. Se supone que las personas viven en ciudades porque ofrecen las comodidades y servicios que ellas necesitan, entre ellas, puestos de trabajo. Chile en estos momentos tiene un nivel de desempleo bastante bajo, así que no hay mucho problema en ello, no obstante, en mi vida he visto varios casos que me hacen dudar de lo provechoso y beneficioso que sea dedicar mucho tiempo a una empresa. Una de mis tías ha llevado unos 30 años trabajando en una empresa farmacéutica desde que su dueño la fundó, pues bien, el dueño hace poco tiempo vendió la empresa a unos peruanos y echaron a casi todo el personal antiguo, ella estuvo más de 1 año con dolencias físicas y estrés debido a que no sabía si la echarían o se quedaría. Mi papá pasó por un caso similar, trabajaba en una automotriz durante 20 años creo, la empresa no estaba pasando por un buen momento así que la vendieron, los nuevos dueños empezaron a presionar para que se fuera dejándole el doble de carga de trabajo por el mismo sueldo y las mismas horas, incluso tuvimos que ir a ayudarle nosotros en días de fin de semana para que alcanzara a cumplir... todo para ahorrarse la indemnización y que renunciara. Cuando se encontró cesante, se dio cuenta que esos 20 años de experiencia no servían de mucho en el mercado laboral. Y así, hay varios casos de personas que pierden su estabilidad al salir del trabajo en el que han estado por mucho tiempo, o personas que se quedan por necesidad, haciendo infelices sus vidas.

Las empresas, querámoslo o no, no son de sus trabajadores (que a la larga son los que producen), sino de sus dueños. Es bueno hacer un trabajo de forma excelente y dar siempre lo mejor de nosotros, pero no desgastes tu vida trabajando por hacer brillar las flores de un jardín ajeno. Tienes familia, hijos, mamás, papás, amigos, hay otras cosas más allá del trabajo. Si te gusta y es placentero, pues bien, aprovecha y sé feliz, pero recuerda que el trabajo no lo es todo.

Atesora los buenos momentos y procura darlos. A veces uno da por sentado ciertos valores, porque para quien los tiene suenan tan lógicos y sencillos de comprender o de poner en práctica, pero no todas las personas piensan, sienten y han vivido igual. Me parece que si tenemos una vida tan corta (lo suficientemente corta como para reclamar en la vejez de que nos hubiese gustado hacer más cosas), lo ideal sería aprovechar la vida haciendo actividades que nos enriquezcan y nos aporten, ojalá que al compartir con más personas encontremos cosas placenteras, momentos agradables, conversaciones inteligentes, profundas y ante todo, comunicación. Los seres humanos nos unimos a partir de la comunicación, si no tendemos puentes con los demás y no manifestamos lo que yace en nuestro interior, a la vista de un minero podemos ser la mina más rica en un cierto mineral del mundo...pero no descubierta. Descubrámonos, ¡abrámonos...!

Pasajero - Passenger
Pasajeros
Todo en esta vida es pasajero, así que no te aferres a las cosas, te dolerá su partida. Es mejor que guardes buenos recuerdos, que revivas aquellas cosas bonitas que te pasaron, y que sepas dejar ir. Es doloroso aprender a dejar ir, pero en la vida no nos quedaremos con nada, es mejor empezar a hacerse la idea de que nada (ni nadie) es nuestro.

domingo, febrero 9

La crisis existencial que termina...

Digamos que este es el fin de un ciclo y el comienzo de otro (¡que emoción!). En el balance general, hay personas que dirían que el año pasado tuvo un saldo negativo: mi estado de salud se deterioró bastante al estudiar y trabajar a la vez, mis calificaciones universitarias no fueron excelentes y caí en el ranking de estudiantes de mi generación, mi relación de pareja llegó a estar tan descuidada que casi termina al comienzo de este año, entré en una especie de ciclo depresivo a fines del año pasado, aún así me parece que no fue un mal año, todo lo contrario, fue un BUEN año.

¿Por qué? Porque las crisis son buenas. Los aviones despegan, pero también tienen que aterrizar. Como ser humano, no debes temerle a las crisis (al menos no a las tuyas, teniendo los medios para saber llevarlas), es como que en Chile la gente temiera a los temblores....wait, sí, ya, sí hay gente que les teme. El punto es que las crisis no son malas, lo malo es no saber llevarlas, pero las crisis en sí son excelentes momentos para pensar y replantearte las cosas.

¿Cosas positivas del año?
1. Poder estudiar y trabajar
Uno no sabe lo que es hasta que lo vive. Honestamente ya sé lo que se siente dormir poco, tener la cabeza pensando en dos universos diferentes, que la gente te reclame para que des más cuando ya estás dando el 90-100%. Métanse en sus vidas y déjense de huevear, cada vez que conozca a alguien que hace ambas actividades le daré mi apoyo y le diré que no se rinda, dado que el resto de la gente solamente sabe tirarte hacia abajo (aunque muchos tengan buena intención, cosas que pasan).

2. Trabajar en el Metro
¡Y cómo no! Ciertamente ha sido un real privilegio poder trabajar en el Metro, poder conocer a fondo el trabajo en las estaciones, conocer las claves y códigos secretos (obviamente no los voy a divulgar). Pero más que nada, poder conocer equipos de trabajo, compañeros de trabajo entrañables y a los cuales extraño, y ayudar... si al final tanto viaje que he realizado no puede ser inútil, aquí todos mis conocimientos son útiles y sirven para ayudar a algún usuario a llegar a su destino. Una maravilla, me pagan por ayudar.

Hasta me di el lujo de ver el último tren en Plaza de Puente Alto. ¿Qué más puedo pedir? Me pagan por ver esas cosas jajajajaja. El Ariel de 14 años estaría fascinado con esta veta de mi vida.

3. Mi relación de pareja
Sí, es cierto que los últimos meses del 2013 entran en la categoría de cosas que seguramente olvidaré en los próximos años (debido a que no ocurrió nada realmente interesante o de gran impacto emocional positivo), sin pena ni gloria dirían por ahí (y con más pena que gloria, pero bueh). Pero, como decía antes, las crisis no son malas, lo malo es no saberlas llevar. Es bueno tener estas instancias de crisis para evaluar y tomar decisiones. Aunque en un primer momento no quería continuar la relación (por estos últimos meses que de verdad no me aportaron nada), apostamos por seguir y si vamos a seguir, que sea algo bueno.

Y si no resulta... bueh, solo me las arreglo bastante bien también.

4. Proyectos
Con todas las cosas que he cuestionado en esta crisis existencial, también salen a la luz pública posibles soluciones. No todo en esta vida es criticar, también tenemos que proponer y jugar. Espero poder tener la constancia para hacer estos proyectos realidad.

¿Qué me he cuestionado?
Una de las cosas positivas de andar depresivo es el ojo crítico. Es muy fácil encontrarle la quinta pata al gato y decir que tu vida es miserable, encontrar 10.000 formas de mejorar tu existencia o pensar en cosas que te gustaría que pasaran (o hacer) para poder ser más feliz. Hay tantas cosas que me he cuestionado y ¡tengo tantas ganas de conversarlo con alguien o compartir mis inquietudes! Trataré de ser breve acá:

1. La vida en ciudad / sociedad / adultez
Reviso mi vida durante estos 19 años (miento con la edad... pero en fin), es como tomar una misma hoja y ponerla a multicopiar. Es cierto que mi caso es menos extremo que el de muchas personas, porque debido a mi afición por los medios de transporte públicos he recorrido media ciudad y conozco rincones que el común de la gente con suerte sabe que existen pero... imagino mi vida de adulto, en una casa, con un trabajo estable, teniendo que pagar cuentas, teniendo solamente los fines de semana para dedicarlos a mis cosas, pagando las cuotas de un auto que usaré de vez en cuando para hacer viajes si es que se me place despertar temprano (así como anda mi insomnio, lo dudo) y ¡puaj! Por favor, tengo solamente una vida, no dos ni diez mil, ¡una! Hay que saber aprovecharla.

Tampoco me veo como un nómade eterno, la verdad es que he viajado y es bastante agradable conocer otros lugares, pero digamos que no me llama mucho la atención vivir viajando los 365 días del año, ¿por qué? Porque no, no sé, recorrería Chile completo, eso sí que me gustaría hacerlo, pero si me muero hoy tampoco me lamentaría mucho de no lograrlo. No sé si se entiende, es bonito pero tampoco es mi pasión.

Así que no sé, una de las cosas que me gustaría hacer es tener una casa rodante. Como sabrán, llevo años fotografiando medios de transportes, pero no tengo ni un vehículo propio, me gustaría tener una casa rodante para conocer otros lugares pero también para mostrar fotos de mi vehículo. Quizás, si mi profesión me lo permite, puedo ir viviendo un año en cada ciudad y conocer la zona con más profundidad. O derechamente me lanzo a vivir una aventura loca... anda a saber.

2. La vida de universitario
Ya, esto es una reflexión hecha apenas entré a la universidad y dudo mucho que me la quiten. No me gusta la vida de universitario ni la vida del estudiante de posgrado o que quiere hacerse una carrera académica. Créanme que en algún momento pensé hacer eso, ser un profesor de Historia destacado, hacer magísteres y doctorados y posdoctorados, pero algo en mi corazón decía que esa vida me deparaba un vacío enorme y es verdad. No tengo nada en contra de las personas que dedican sus vidas a las universidades y a fomentar la creación de conocimientos, al descubrimiento de más aspectos de nuestra vida o realidad, pero para mí, no, por favor, ¡no!

Me gusta dormir, partamos por ahí, no le veo ninguna gracia a vivir escribiendo papers, exprimiendo al máximo mi cerebro para crear conocimiento o cosas que serán obsoletas al año que vienen (o que seguirán siendo útiles como un archivo histórico). Que es muy loable lo que hacen y puede ser de gran utilidad para el mundo... lo es, pero ya dije, mi vida es una y no la pienso dedicar a una institución (o a la ciencia, la academia o como prefieran nombrar el círculo antes mencionado).

3. Estresarse por la universidad
Me llega a dar un dolor de estómago leer en redes sociales a mis compañeros estresándose por la universidad. Yo me maté estudiando en un colegio muy exigente, preocupándome por tener los mejores promedios, tratando de aprender todos los conocimientos que me ponían enfrente. Al día de hoy, no sé si habrá sido tan útil (salvo para entrar a la universidad), los conocimientos que no utilizas se te olvidarán, he aquí que se me han olvidado casi 12 años de escolaridad. 

Insisto, tengo una sola vida, no la voy a malgastar. Si quieren calentarse la cabeza con la universidad, allá ustedes. Yo no voy a fiestas, no me dedico a beber por las tardes, tampoco las haré de vago, pero le hago la guerra la universidad, es cosa de ver cómo la gente se avejenta en la universidad, con tantas horas de sueño perdidas la gente se echa varios años encima (y no es que lo diga de superficial, pero el desgaste para la salud de esas personas es algo que yo considero importante). Me pregunto, ¿realmente da felicidad estudiar? Para mí, no.

4. Los colegios
Una de las instituciones a la cual quiero declararle la guerra es a los colegios. Como buen Taurito, considero que el tiempo tiene un valor importante y en los colegios el tiempo realmente se desperdicia. Las mejores cosas que aprendí en el colegio fueron cosas que los profesores me contaban de sus vidas, alguno que otro conocimiento de los ramos que me interesaban (Historia, Biología, Lenguaje) y sería... pero más que instituciones educativas, hoy en día los colegios son una mezcla de fábricas y guarderías. 

Honestamente ahora yo tampoco lucho por una educación gratuita, porque veo la educación como una imposición. La metáfora que me hago en la cabeza es que la sociedad toma a un niño y trata de enseñarle los conocimientos necesarios para que viva dentro de ella, así los colegios sirven como instancias de socialización y cohesión cultural. Hasta ahí todo bien pero... ¿alguien te pregunta si quieres eso?

Los mejores profesores no son los que te enseñan todo lo programado (esos sirven para las pruebas estandarizadas y esas cosas), sino los que te inculcan un amor por aprender. En ese sentido, mis profesores no titulados más queridos siempre serán mis papás, que no le pusieron muchos límites a mi curiosidad.

Si tengo hijos, espero poder educarlos en casa, que compartan con otros niños, con otras personas de distintas edades, que conozcan los lugares o las cosas que quieran no por la televisión (o el internet así como van las cosas), sino que in situ. Me parece que los colegios son una pérdida de tiempo y de recursos.

5. Los trabajos
Una de las cosas más dolorosas del año pasado fue trabajar. Hay gente (en especial de generaciones anteriores) que ama trabajar, yo no digo esto de vago sino que tiene otra implicación. Probé suerte moviendo placas de cerámicas para una empresa contratista, duré una noche y con varios rasmillones. Probé en un cine que está en la parte alta de la ciudad, quise moldear el horario a mi conveniencia para poder trabajar pero durante una semana nadie me atendió para cambiar mis horarios, renuncié. Finalmente me quedé con el mejor trabajo que he tenido: ser Asistente al Cliente en Metro.

Cuando las estaciones son complejas y hay mucho público, ciertamente el trabajo es muy entretenido, cada día es diferente y me pagan por dar indicaciones sobre lugares a los que ya he ido, por ser atento y decirle a la señora perdida que necesita tomar el tren que está en el otro andén. 

Pero cuando las estaciones son aburridas y no hay público te das cuenta de una horrible verdad. Estás vendiendo tu tiempo a una empresa/institución.... TU TIEMPO. Yo soy joven, supongo que no es tanto problema para mí pensar que 20 horas a la semana no es tanto considerando que las personas trabajan 45 horas legalmente por semana en Chile. Pero, son 20 horas semanales que no dedicas para ti, en realidad es más tiempo considerando tiempos de traslado, vestimenta, aseo personal, presentación personal, estudios, capacitaciones, etc.

Cuando yo veo la vida de la gente adulta, con la que he compartido vagones de Metro durante más de 7 años, pienso que es casi una suerte de esclavitud. Vivir para trabajar en una empresa que no es tuya la mayor parte de las veces, y quedar con un espacio reducido de tiempo para poder vivir tu propia vida personal, para compartir con tu familia e hijos. ¿De verdad es la vida que quieren? Yo ni a palos. Podrán pagarme mucho en mi profesión futura si Dios quiere, pero vivir toda la vida de esa manera me parece un disparate, con razón hay tanta persona con necesidades de ver psicólogos y problemas de salud mental.

6. Amar lo que se hace
Me he convencido una vez más que debes amar las cosas que haces (o tratar de buscar una cosa que cumpla con lo anterior si te andas frustrando en estos momentos). Las personas que hacen cosas y que no le ponen amor, las hacen a medias por una sencilla razón: es un deber. Pero si lo amas, pasa a ser un placer, placer al cual le puedes dedicar horas extra y no te reclama la consciencia.

7. Lo que me desagrada
Empecé a añadir una serie de características que me parecen insoportables, personas con las que cierro mi boca y mis pies comienzan a avanzar solitos a buscar un lugar silencioso, callado y apacible. Curiosamente casi todos se resumen en esto.

8. Lo que quiero en el amorsh
Debo admitir que no creo en el tarot, los horóscopos diarios y todas esas mierdas. Estoy en contra de todas las manifestaciones de adivinos, tarotistas, magias blancas, negras, de las que sean. No obstante, debo admitir que en las características sí soy muy Taurino para mis cosas, esto concuerda mucho con lo que me gusta. Haría mi propio testamento pero sería decir los mismos puntos y me da flojera redactar esas cosillas si alguien se dio el trabajo de hacerlo y lo hizo bien jajajajaja.

...

Hay que vivir! Dejamos atrás canciones como Push, Vivir la Vida, Hombre al Agua y Puente. Ahora damos vuelta la página y que ¡Dios nos guíe en todo!

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