Te quiero, te quiero

Hay ocasiones en que te quiero,

Como quien quiere una flor,

Con ternura y gran delicadeza;

Otras tantas, tu rostro se me presenta

En la forma de una flecha,

Desatando la locura y algarabía en mi corazón.

Nunca logré entender (o quizás lo hice y lo olvidé),

De qué forma llegaste a calar tan hondo en mí,

Tanto así que se me olvidan las cosas malas,

Y sólo recuerdo la dulzura de tus besos,

La fragancia de tu pelo, y la suavidad de tus manos.

¡Oh princesa mía! ¡Oh corazón mío!

Habiendo tantos otros peces, me vine a fijar en ti,

Porque no hay nadie como tú, no lo hay;

No hay nadie que con una sonrisa logre cambiar mi mundo

De la forma en que lo cambias tú,

Ni mucho menos alguien por quien pueda jugármela

Si no eres tú.

Te quiero, te quiero,

Y no podría ser de otra forma,

Es imposible que te odie, lo es;

Pues contigo tengo memoria frágil.

Pero no importa, al menos eso medito,

Porque nunca leerás esto, y si lo lees,

Pensarás que es para otra, y desecharás la idea

De convertirme en tu príncipe.

Anhelo que, si de verdad me quieres (o querrías),

Me des una señal para lanzarme a ti,

Con los ojos cerrados y con la convicción

De que no me dejarás caer, sino que atenderás a mi llamado.

Te quiero, te quiero,

Pero no sé si tú me quieres,

Tampoco sé si estás dispuesta a intentarlo.

Pensándolo y meditándolo, no creo que cometería los mismos errores,

Tampoco dejaría que otra vez te sintieras desplazada,

Pero así también, sería necesario hablar antes de pensar en algo,

Tus respuestas ahogarían la voz de mis temores,

Sería como empezar de nuevo, desde cero,

¿quieres? ¿lo has pensado? ¿me darías una oportunidad?

Pero es ahí, cuando mi mente interviene,

Y me dice que el amor no es lo único sin una buena base,

Y que la comprensión más el respeto priman en una relación,

¿realmente tu querrías volver a ser mi princesa?

* Compuesta para alguien, y a la vez para nadie. Sólo tú sabrás para quién es...