martes, marzo 16

Sensación de Alma - Reflexión B

Hoy he pasado de la tierra al cielo literalmente, durante la noche no podía quedarme dormido, mi corazón latía de una manera desesperante, y un peso enorme en la espalda no me dejaba tranquilo, sentía una carga enorme, que me pedía atención. Durante la noche, fui donde mis padres pero estaban dormidos, los contemplé, quizás esperando a que se fuera esa sensación de mal agüero, luego donde mi hermanita, y donde mi perro, no quería dormir solo, y ya cuando llevaba un interminable rato afuera de mi cama, leo la Biblia, y por las casualidades de la vida se asoma a mi cabeza el número 43, así que fui directo al Salmo 43. Luego de eso, abro las cortinas, y me duermo, con la incertidumbre de no saber si lograré despertar a la mañana siguiente.

Era ya tanto el cansancio acumulado tras esas horas de insomnio, de latidos iracundos, de indecisión, que mi cuerpo sucumbió ante el placer de dormitar, hice caso a lo que decía el Salmo 43, alabé al Señor y dormí, dormí como un bebé, como una tabla de madera, hasta como las 10 de la mañana, cuando desperté le di gracias a Dios porque pude abrir los ojos de nuevo, aunque todavía sentía esa sensación de ansiedad, de latidos fuertes, de no poder respirar hondo, de que el corazón se te vaya a salir por la boca. Esa carga pesada era mi alma, al menos así lo veo yo, otras veces se ha comportado como una pluma, pero en ese momento me acusaba un golpe bajo, no estaba bien conmigo mismo y si no lo revertía a tiempo podía pagar serias consecuencias.

Me tomé un tranquilizante, bajaron las revoluciones de mi corazón, me duché, almorcé, jugué con mi perro y decidí que jugaría un partido con uno de mis mejores amigos. Lo gané, pero más importante que ganar un partido, logré sentirme bien al fin durante el día, pude sentir esa coordinación hermosa entre cuerpo-alma-espíritu, enfocados en una sola cosa y disfrutando el momento, hace mucho tiempo que no lo sentía y lo agradezco.

Les dejo el Salmo 43 completo, es relativamente corto y fácil de leer.
1 Júzgame oh Dios, y defiende mi causa; líbrame de gente impía, y del hombre engañoso e inicuo. 2 Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo? 3 Envía tu luz y tu verdad, éstas me guiarán, me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas. 4 Entraré al altar de Dios, al Dios de mi alegría y mi gozo; y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío. 5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.

El alma, el alma para muchos no existe porque "no la han sentido" aún, yo cuando pequeño tampoco la sentía, no tenía necesidad de hacerlo, mas después de mis primeras crisis y episodios complicados, la palabra de Dios le da vida a lo que parece muerto, a lo que estaba dormido, mi alma después de aquello vive, y hoy tengo que hacer que esté más viva que nunca, para que no vuelva a dormir.

Lo más importante de todo es tu corazón, estando en paz contigo mismo el resto de las cosas se vuelven secundarias.

1 comentario:

Camilo Vega V. dijo...

Qué pena que te haya pasado eso, aunque, según leí, estás bastante mejor y eso me alegra mucho.

Lamentablemente, muchas veces nos pasa eso, a mí también me ha sucedido, el no poder dormir por algo que nos preocupa o por algo que ni siquiera sabemos. En eso último creo que entra el peso de nuestra alma, la que nos puede pasar la cuenta por diversas situaciones que nos afectan de una u otra manera.

Saludos Ariel, y espero que estés mucho mejor! :).

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...