lunes, octubre 15

Dedicado

(A lo que salga, no haré que lo veas, pero si lo ves, ojalá te guste)

Lo que escribo, quiero decir, lo que siento no es la emoción del momento, no es el éxtasis de un beso, ni tampoco es esa hermosura de levantar la mirada y solo ver tus cabellos, y tu hermosa cara sonriendo. No quiero describir esas cosas tan hermosas, porque ya te las he dicho y no me gusta repetir las mismas recetas, las mismas palabras, las mismas acciones (que mentira eh, sí me gusta repetirme platos agradables).

Quiero decir, que me siento muy feliz contigo, cada día que pasa, cada vez que nos tocamos las manos, cada vez que me pierdo en tu mirada, cada vez que suena tu nombre en mi cabeza, cada vez que evoco tu recuerdo en alguna calle solitaria, cada vez que beso tus lunares, cada vez que te abrazo y me sumerjo entre tus cabellos, cada vez que siento tus labios, cada vez que siento cómo tus manos me llevan, en fin... me haces feliz pero, no es eso lo que me pone más contento.

Hay cosas más importantes (para mí) y valiosas que las palabras y los besos; las miradas y las acciones son cosas que no saben de mentiras. Las palabras van y vienen, no quiero prometerte nada, pero contigo siento que muchas cosas son posibles y, realmente, me siento bien contigo. Los besos son parte de cada momento, un día te besa uno, al otro te puede besar alguien diferente, no obstante, cada vez que tocas mi boca dejas tu marca, es una silenciosa posesión, cada vez que pasas un momento contigo me vuelves más tuyo por así decirlo, se me imagina un árbol que con cada beso hace más profundas sus raíces, un árbol que con cada mirada de 'te quiero' (aparte de derretirse) hace sus hojas más verdes. Punto aparte, me encanta besarte y que me beses, que con tus manos agarres mis cabellos y me muevas hacia ti, que seas una mezcla tan hermosa de amor, pasión, ternura y violencia.

Lo que más me hace feliz, y que quizás algún día te haga entender o me preocupe de hacerte saber, es que no dudo al momento de elegir, si estar contigo o estar solo. Me agrada(ba) mi soledad, me sentía a gusto estando solo, teniendo mis tiempos, mis espacios, mis lugares, mis viajes. Varias guerreras, casi todas atenienses y una que otra eolia, intentaron (o yo intenté) quedarse con mi corazón, pero cada vez que tenía que elegir entre estar con ellas o mandarme a volar, mis alas se movieron. Siempre hubo algo que me detuvo, algo que no me gustaba de ellas, algún temor que me afloraba, algún problema que me parecía importante. Entre estar con alguien a quien no puedes querer profundamente o entregarte por entero, y estar solo... prefiero la soledad. No daré detalles, no viene al caso hablar de personas que ya pasaron, pero... contigo, todos mis estamentos estuvieron, están (y creo que seguirán estando) de acuerdo.

Físicamente me gustas, encuentro que eres tan linda, ¡me gustas tanto! Cerrar los ojos, oler y quedarme con eso, sentirte con la vista, con el tacto, con el oído, con el gusto, sentirte de todas formas y que te quedes dentro mío.

Mi alma te adora, me encanta que seas una mezcla de dulzura y violencia, es que es un calibre tan perfecto. Me acuerdo cuando le hablé de ti a una amiga, vio unas fotos tuyas de juntas steampunk y dijo: "es tan para ti". Justamente eso, me siento tan cómodo contigo, no tengo razón para volar, no tengo razón para escapar de tus brazos, para frenar mi cariño, para huir, no tengo, ¡no tengo! Quererte es libertad, como nunca antes fue un querer.

Y mi espíritu tiene varias corazonadas, presentimientos y cosas hermosas contigo. Las veces en que dudé sobre si dejarme llevar o matar los sentimientos, siempre tuve oposición de mi espíritu, algo decía que te esperara, que te diera la oportunidad y ahora sobre todo, que te cuide, cuidarte y preocuparme de que seas feliz. Lo prometí y me lo prometí.

No sé si me logro explicar, soy mañoso, quisquilloso y pesado. Cuando algo no me gusta, no me gusta no más y no doy un paso más. Me gustan las cosas rectas, me gusta la verdad de por medio, me gusta que me quieran por mucho tiempo a ser solo un juguete pasajero; me gustan ciertas características y cosas en la persona que tengo al lado, y si no las tengo, pues solo me quedo. Pero a ti, querida pequeña gigante, no tuve nada que objetarte, nada que reprochar, ninguna manchita que me hiciera escapar, todos tenemos virtudes y defectos, pero de lo que conozco y creo que seguiré conociendo, no me tembló la voz cuando dije, en medio de esa soledad, que no me cuesta aceptarte como eres y te quiero así, me gustas así, me agradas así. ¿Así cómo? Cómo eres, lo que más me hace feliz no es solo estar contigo, sino que, cada vez que me pregunto sobre si es mejor estar contigo o estar solo, la respuesta nunca cambia, siempre contigo, en las buenas y en las no tan buenas.

Te quiero más que la cresta, y te daría más besos que estrellas pudieras contar, la humilde verdad es que me haces feliz, que tienes mi corazoncito en tus manos, que me derrites con cada beso, con cada sonrisa, con cada caricia, con cada mirada; y que me la paso volando pero siempre termino regresando a mi nido, a ti. Quiero estar contigo, porque te quiero y acepto así como eres.

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