lunes, junio 11

Nada es azar

Debo reconocer que me atrae poderosamente la idea
de descubrir misterios de a poquito,
me gusta aquello que requiere trabajo y demora harto
porque disfruto del proceso.

Creo que algún artesano me va a poder entender
cuando diga que hay que darse el tiempo
y la inspiración necesaria
para hacer un trabajo prolijo.

Detrás de simples hechos se esconden detalles simbólicos,
ninguna de las cosas que ocurren en esta vida son azar,
ni tampoco las disposiciones de los humanos son casualidad,
solo hay que estar atento para saber leerlas.

Cada palabra que se usa, cada palabra que se escribe,
denota una decisión, una elección,
cada acción tiene un propósito,
y cada mundo tiene sus propias razones de ser.

Los propios gustos no son casualidades,
son parte de las construcciones de identidades,
si yo no hubiese vivido ciertas cosas en mi infancia,
ni siquiera pensaría en hacer metáforas con micros.

Los mismos miedos, son parte de lo que aprendimos,
lo que vimos y lo que nos enseñaron,
no nacimos temiéndole miedo a las cosas,
yo no nací temiéndole al fuego.

Solo espero estar a la altura de las circunstancias,
hay tantas cosas por las cuales me río pero que,
en realidad, solo son una forma de agradecerle a la vida
por las oportunidades que se me han dado.

También la forma de comportarse de uno
tiene que ver con las preguntas que uno se ha hecho,
y aquellas inquietudes que a uno le marcan,
además de una que otra mañita.

Me gustan los misterios, pero esos donde hay pistas
que te llaman a ser buscadas,
no esas nubes de confusiones gratuitas
que se disfrazan de misterio.

Odio la confusión, odio las incertidumbres,
odio las cosas a medias o poco prolijas,
odio lo que me parece inútil o una pérdida de tiempo,
y ese odio está dado por las cosas que he vivido.

Y es que, ¿para qué vas a preocuparte
de algo de lo cual no recogerás sus frutos?,
no es que todo deba tener un sentido pragmático,
ni que el altruismo de por sí sea malo,
pero mi trabajo no es un regalo.

¿Cómo va a ser un regalo aquello en lo que puse mi corazón?
¿Cómo no va a tener precio aquello en lo cual puse mis energías?
No hablo de monedas, ni hablo de retribuciones o favores,
hablo de precios, intento dar más de lo que me dan,
pero en ciertas relaciones es inevitable esperar (o querer) una paridad.

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