miércoles, julio 18

Sonrisas

No tengo la menor, pero la menor idea de qué será de nosotros mañana, pasado mañana, en una semana más, un mes más, un año más, un lustro más y así muchas unidades de tiempo más (unidades de tiempo, ¡que loco!). Lo más gracioso es que, realmente, no me importa mucho.

No es que no me importes, todo lo contrario, me importas mucho, demasiado. Te quiero un montón, además de que de cierta forma me he acostumbrado tanto a tu presencia, a tenerte cerca, a sentirte y a ser cariñoso contigo que, realmente, me siento en paz, contigo vuelo, vuelo, vuelo, soy libre, hago lo que quiero, puedo ser sin tener miedo, sin tener presiones de por medio, es algo muy bonito.

Podría ser egoísta y tener pretensiones personales, fijarme objetivos, ilusionarme y creer que esto puede derivar en otra cosa, y sería de hecho lo más natural y lógico, a final de cuentas, las personas se emparejan porque el otro les cubre necesidades y les brinda amor. Pero, ¿sabes? Solo quiero que seas feliz, solo eso. Has llegado a un punto en que lo único que me preocupa sobre todo esto, es si tú eres feliz. El resto, las preguntas, los cuestionamientos, el qué dirán, todas esas cosas ya no tienen tanta cabida en mi cabeza.

Antes pudo ser la meta, el poder tomarte de la mano y ser tu pareja; digo pudo porque pudo derivar en eso, pero ¿qué no es una meta muy pequeña? Es decir, ¿se cumple y después qué? No, hay que profundizar en las raíces, hay que ir al meollo del asunto. Mi meta es más grande, más bonita, más sencilla y sobre todo más altruista, solo quiero verte sonreír, que seas feliz, si terminas viéndome como un amigo, seré tu amigo; si terminas queriéndome como a un pololo, seremos pololos. En realidad, no es que me dé lo mismo la posición que quieras tomar, pero no es algo que esté en mis manos, yo por mientras y ojalá por todo el tiempo en que me toque compartir mi camino contigo, yo espero poder seguir dándote sonrisas.



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