domingo, julio 27

Fenómeno de El Niño - Cultura/Ensayo

· Contextualización

El fenómeno del Niño se identificó por primera vez en Perú, el año 1890. La corriente del Humboldt (agua fría) tendía a subir la temperatura, provocando la ausencia de peces (muerte o migración), momentos de angustia económica en los puertos y caletas, grandes lluvias (evaporación más rápida del agua forma nubes espesas) e inundaciones en parte de la costa del Pacífico este (América), junto con la aparición de vegetación en el desierto de Atacama (el llamado desierto florido). Este errático fenómeno -no tiene un ciclo determinado- dura alrededor de 12 a 18 meses.

La economía de la India dependía mayoritariamente de la agricultura, para eso es necesario que llegue el monzón (huracán, tormenta tropical) e inunde los campos. Sin embargo, el año 1897 y 1899 el monzón no apareció y hubo hambruna en la colonia inglesa. Sir Gilbert Walker (1868-1958), físico y climatólogo inglés, tuvo la misión de estudiar el monzón. Fue director de observaciones de la India en 1904 y, mientras estuvo allí, estudió incansablemente acerca de la naturaleza del monzón. Tenía que encontrar un patrón entre el clima de India y las zonas cercanas a ésta (África, Asia, América, Oceanía). Analizando estos datos obtenidos, concluyó que la presión atmosférica era la variable clave para entender la aparición o desaparición del monzón.

El fenómeno, denominado Oscilación del Sur, tenía como consecuencias que aumentaba la presión en la zona del Pacífico tropical (India, Indonesia, Australia) y disminuía la presión en las costas del Pacífico este (Estados Unidos, México, Colombia, Ecuador, Perú, Chile).

· Anticiclones: son zonas donde hay una presión atmosférica relativamente más alta que la del vecino, el aire desciende a la superficie de la tierra inhibiendo la formación de nubes y provocando "buen tiempo".

· Ciclones: son zonas donde hay una baja presión atmosférica, el aire asciende a la atmósfera formando nubes y provando "mal tiempo" (lluvias, tormentas).

Se intuye que, en el caso de El Niño, la zona del Pacífico tropical tenía días soleados y altas temperaturas -careciendo el monzón y provocando sequías- y la zona del Pacífico este tenía lluvias copiosas e inundaciones. Este aumento y descenso de la presión atmosférica disminuía o anulaba la diferencia de presión entre ambos extremos del océano Pacífico, esta debilitación de la presión contribuye a que los vientos alisios, que en los casos más extremos invierten su dirección, dejen de soplar. La menor intensidad de estos vientos provoca la disminución de la surgencia (movimiento vertical) de aguas profundas (y relativamente frías) haciendo que la temperatura del mar aumente.



Junto a esto, las aguas cálidas de Indonesia y Australia viajan por el océano y se sitúan en el Pacífico este. En tanto que el Pacífico tropical aumenta la surgencia de aguas profundas enfriando el agua del mar.

Los efectos del fenómeno de El Niño no sólo están en el océano Pacífico, el clima del mundo está interconectado y esta anomalía cambia el clima mundial. Se cambia la circulación atmosférica, de la temperatura oceánica, pérdida económica en actividades primarias (agricultura principalmente).

Como consecuencia de esto, tenemos tormentas de polvo frecuentes y sequía en Medio Oriente, inundaciones en Europa y África, sequía en el sur del continente africano, Australia, Indonesia e India y, finalmente, tormentas en la costa oeste de Estados Unidos junto a precipitaciones en América (costa Pacífico).

Según investigaciones hechas por académicos y alumnos de universidades estadounidenses, tras investigar la frecuencia de El Niño durante los últimos 150 años, se percataron que desde 1951 hasta 1997 el evento de El Niño se volvió sumamente frecuente. Se establece además, un nexo entre la cantidad de partículas contaminantes (gases invernadero) y la frecuencia de este fenómeno. Mientras peor sea el calentamiento global, mayor será la fuerza de El Niño. Una de las consecuencias previstas, es que probablemente en un corto período (50 a 100 años) podría desaparecer la selva amazónica, esto implica una aceleración del cambio climático, un aumento del 20% del CO2 mundial (que es lo que la selva absorbe) y mayores temperaturas globales.

· Ensayo

Estaba haciendo "zapping" (jugando con el control remoto a apostar qué canal se gana el honorable derecho de que yo sea parte de su audiencia) igual que el día en que escribí el comentario sobre Me Llaman Radio y me topé con el canal Discovery Channel. Justo iba a dar un programa acerca del fenómeno de El Niño.

Desde pequeño que me ha interesado la meteorología, en vez de ver dibujos animados -no es que no veía, sino que destinaba mi tiempo libre a otros programas- me pasaba horas y horas en la cadena estadounidense The Weather Channel, aquella que Metropolis Intercom de repente sacó del cable y que VTR nunca va a poner (argh!). En este canal dedicado única y exclusivamente a la meteorología, aprendí acerca de los huracanes, las tormentas tropicales, el desarrollo de los tornados y me fasciné por todo este tipo de fenómenos climáticos. Mis padres, que nunca me han negado el conocimiento, me compraban libros adaptados a pequeños para aprender sobre estos fenómenos, sobre la atmósfera y el funcionamiento de algunos inventos -como el pluviómetro, el barómetro, etc- y sus funciones. No recuerdo bien los años en que esto duró, probablemente desde el año 1999 (7 años) hasta fines del 2002 (10 años), aunque eso no tiene relevancia en este ensayo.

El fenómeno de El Niño había sido, hasta ahora, una de mis más grandes interrogantes, porque leía en Wikipedia pero no entendía, leía en otras páginas pero tampoco entendía y era porque necesitaba una forma más ejemplificadora para que yo entendiese, esa forma era la misma con la cual aprendí el funcionamiento de los huracanes y los tornados: el medio audiovisual.

Fue de esta manera en que, comprendí que la presión atmosférica era la variable clave, y que cuando ésta cambiaba una serie de factores relacionados constituían lo que conocemos como El Niño. Así fue, que relacioné la presión atmosférica con la surgencia de las aguas, porque en las zonas de alta presión, el aire frío desciende y se desplaza sobre la tierra, en este caso sobre el mar y hace que se dificulte la evaporación, mientras que en las zonas de baja presión el aire caliente se eleva y el viento ocupa esta zona que queda sin presión.

Intenté asociar el fenómeno de El Niño a muchas cosas, y hurgando en datos meteorológicos chilenos me di cuenta del impacto de este fenómeno en nuestro país en los períodos más intensos (1982-83 y 1997-98).

En cifras, según la Dirección Meteorológica de Chile, la precipitación anual normal de Santiago es de 310mm (redondeando) y, en los años 1941, 1982 y 1997 se ve cómo la precipitación aumenta considerablemente:

1941: 640mm
1982: 620mm
1997: 710mm

Es increíble el poder de la naturaleza, y más aún cómo la mano del hombre está haciendo más frecuente el fenómeno de El Niño. Es cierto que El Niño ha existido desde miles de años, tanto así que se le atribuye la destrucción de Ur (ciudad sumeria) y el fin de la cultura moche (en Perú), pero es innegable que el hombre está jugando con fuego al contaminar su propio ambiente, cambiando las "reglas" establecidas desde la última glaciación de Wisconsin (hielos, gases, temperatura, etc) sin saber las consecuencias que esto trae en el clima mundial.

Ariel Cruz Pizarro - 27/07/2008

1 comentario:

Camilo Vega V. dijo...

Me gustó tu ensayo, aprendí varias cosas sobre la meteorología que me pueden ayudar a entender hartas cosas.
Saludos y cuídate!

Camilo.-

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